J. E. Villarino*.- El documental ‘Frankenstein 04155’, que ha puesto en evidencia los hechos que concurrieron en el accidente de Angrois y la denuncia ante los órganos ferroviarios de la UE de los atropellos procesales ante pruebas dolosas evidentes, pueden hacer renacer de nuevo la esperanza en saber la verdad y en una sentencia justa y reparadora.
Todos hemos pasado, desde que el buen juez Aláez dejó la instrucción, por un largo túnel de silencio, ostracismo y decisiones judiciales que nos han llenado de estupor e indignación, pero presiento que renace la esperanza.
Renace la esperanza. La de las Víctimas y los familiares de las Víctimas y de cuantos desde el primer momento intuimos que el accidente obedecía a una cadena de despropósitos, ocasionado por una cadena de responsables, cadena de la que el maquinista resultó ser solamente el último eslabón y el brazo ejecutor del mismo. Renace la esperanza de poner frente a la Justicia a todos y cada uno de ellos y renace la esperanza para que se haga camino la verdad de unos hechos que nunca debieron producirse.
La Asociación de Víctimas ha acudido a Bruselas para plantear todo un compacto argumentario que las autoridades españolas no han querido escuchar y que los actuales responsables de la instrucción de la causa, juez Lago, fiscal y abogado del Estado incluidos, no han querido llevar hasta sus últimas consecuencias.
Después de que muchas personas hayan visionado el documental ‘Frankenstein 04155’ y otras muchas que de ahora en adelante lo van a visionar, ni el juez, ni el fiscal pueden dar por concluida la instrucción en los términos en que hasta ahora se ha hecho.
El documental ha servido, además de para que resplandezca la verdad y la pueda conocer todo el mundo. Ha servido también para romper la omertá y el pacto mafioso de silencio de los dos principales partidos políticos, PP y Psoe, pacto que hasta ahora ha entorpecido la instrucción y ha evitado la creación de una comisión parlamentaria de investigación.
En vez de acudir al juzgado y asumir las responsabilidades como máximos responsables políticos del infortunio y animar a los gestores con responsabilidades gerenciales a hacer otro tanto, se han dedicado a encubrirles e incluso premiar a quienes no lo merecían ya que eran responsables ministeriales en el momento del accidente.
Resulta reconfortante para todos y muy significativa la presencia del juez Aláez en el estreno del documental en Santiago de Compostela y sus palabras posteriores al visionado por las que alabó el rigor en la narración de los hechos que concurrieron en el accidente de Angrois. Este juez supo entender en la instrucción que llevó a cabo y desgraciadamente inconclusa, el fondo de las cuestiones que estaban en cuestión y otros bien distintos hubiesen sido los derroteros de esta causa de seguir la instrucción con este juez justo, eficaz y procesalmente impecable.
Sin duda, que las diferencias que ya han aflorado entre los partidos con responsabilidades en la tragedia van a erosionar el muro de ignominia, silencio en que ambos se habían conjurado. De increíbles y deleznables cabe calificar las declaraciones del exministro Blanco a la Asociación de Víctimas, al tiempo que ponía en marcha el ventilador de porquería para que salpicase a su sucesora, que hasta ahora no ha tenido la decencia de contestar. Eso sí, sigue repitiendo el mismo mantra de que ella ha apoyado, apoya y apoyará a las Víctimas y sus familias. Mentira, ministra.
Confiamos en que las autoridades comunitarias apoyarán las reivindicaciones de la Asociación y que el clamor social que el excelente documental de Aitor Rei está causando en la opinión pública van a ser unos magníficos aliados en la reconducción de la instrucción que no puede cerrarse con un sólo imputado, el maquinista.
A las pocas horas de ocurrida la desgracia ya nos hicimos una composición de los hechos que, conforme éramos conocedores de circunstancias concretas nos han llevado a mantener las posiciones que hemos defendido y seguiremos defendiendo sin desmayo.
En muchas ocasiones hemos sido pioneros en el enjuiciamiento de responsabilidades concretas. Siempre bajo nuestro lema que debe presidir toda publicación rigurosa y seria: primero, información, luego, análisis y, finalmente, opinión. Ésta es la única secuencia que garantiza que una opinión sea solvente y veraz.
El tesón demostrado por la Plataforma de Víctimas del Alvia 04155 ha logrado juntar muchas voluntades en torno al objetivo de Verdad, Justicia y Reparación. La esperanza parece renacer. Después del documental y la gran acogida que tiene en la gente corriente y de la visita a los órganos ferroviarios de la UE, las cosas ya no son lo mismo. La Justicia tendrá que estar a la altura de lo que la sociedad demanda y no sólo favorecer a los poderes públicos, como hasta ahora ha sido, causantes en gran medida de la tragedia que segó 81 vidas y dejó fatalmente heridas a más de 150.
* José Enrique Villarino es economista y consultor, experto en Transporte y columnista de Zonaretiro