Lola M.- Durante estos días de puente, muchos profesores de Madrid que hayan viajado fuera de la comunidad (o incluso los que se queden en Madrid) estarán en más de una cena escuchando eso de “hay que ahorrar, sólo son dos horas más y todos tenemos que apretarnos el cinturón”. No hace falta entrar de nuevo en que no sólo son dos horas más. Además, es discutible que la crisis la tengan que pagar siempre los mismos. Pero lo que seguro que ocurre en esas conversaciones es que todos se quedan pensando en silencio cuando se les explica que este recorte no ahorra nada de dinero.
No está de más repetirlo: a la vez que se recortaba en educación pública, el nuevo sistema de desgravación fiscal permite que una familia con dos hijos y que tenga unos ingresos de hasta 120000 euros anuales podrá desgravarse hasta 900 euros por niño. Esto supondrá entre 70 y 90 millones que dejará de recaudar la Comunidad de Madrid. Cuando se firmó este acuerdo con la asociación de centros privados, surgió, claro está, el problema de dónde sacar el dinero y se decidió recortar plantilla en la pública sin pensar en las consecuencias y sin ni siquiera hacerlo con dos dedos de frente para que no se produjese el caos que aún reina en los centros.
Por otro lado, en estos días están publicándose algunos listados de centros privados que han sido concertados en los últimos años. A pesar de estar en un país laico, se sigue dedicando dinero público para pagar los sueldos de profesores puestos a dedo en centros como el Colegio Los Tilos, del Opus Dei, donde una de sus líneas educativas es “capacitar a las alumnas en la formación en las tareas organizativas y prácticas de un hogar, haciéndolas compatible con otra actividad profesional”. Se financia, con los impuestos de todos, la educación del Opus.
Quizá por todo esto y más, Esperanza Aguirre recibió el pasado jueves un premio en el 39º Congreso Nacional de la Enseñanza Privada que se celebra estos días en Benalmádena. Seguramente Esperanza no acudió a recoger su premio vestida del verde al que da nombre, porque el verde esperanza, paradójicamente, se relaciona desde hace meses con las reivindicaciones que están llevando a cabo los profesores de la educación pública. Hay de nuevo una huelga convocada para el jueves 3 de noviembre y, como cada día de huelga, concentración por la tarde a las puertas de la consejería. Irán con camisetas verdes, pero muchos de ellos ya irán con sudaderas verdes y paraguas verdes por si llueve. Y así estarán hasta que los dirigentes decidan tener un mínimo de responsabilidad y se sienten a dialogar.
*Lola M. es profesora en un instituto público de Secundaria y Bachillerato de la Comunidad de Madrid.