Comunidades de vecinos se han coordinado para limpiar. Algunos no han querido ayudar y sí hacer uso de los caminos limpios, lo que ha desatado discusiones en los portales.
En su mayoría han sido hombres los que han cogido la pala para retirar la nieve acumulada.
Y ha habido portales en los que había vecinas que querían ayudar, pero no han sido bien recibidas por las cuadrillas de limpieza vecinales.
La fotógrafa Elena González Torres cuenta su caso personal.
“Os quiero contar, para terminar mis batallas “landart”, un tema de género que he visto claramente hoy.
Quizás alguna compañera sicóloga feminista me pueda ayudar a darle una explicación.
Ayer, cuando empecé a limpiar la calle, los “machos” del bloque al completo estaban en tropa limpiando las cubiertas del patio del edificio por miedo al peso.
Ellos estaban organizados y habían quedado, yo no tenia ni idea, a mi puerta no tocaron ni preguntaron si quería colaborar.
Bien.
Por mi cuenta decidí bajar a limpiar y ellos iban saliendo sacando nieve, la reacción al verme fue dispar: uno, “eso nos viene fenomenal”; otro, “nosotros estamos limpiando el patio”,otro, ni me miro; otro, “eso es pa na”.
Pasaron varias mujeres que esquivaron mirarme y también saludarme, con una de ellas tengo más trato porque mis niñes juegan con los suyos.
Luego oí, porque todo se oye, como hablaba con otra vecina en la escalera sobre la nieve y la limpieza y, sin llegar a entender, el tono era de protesta.
La misma vecina por la mañana había estado hablando con el “líder” del bloque y quejándose que ella no quitaba más nieve de su terraza, “¿que donde la iba a echar?”. Estaba justo limpiando la mia y me asomé para decirle que con cuidado y viendo que no venía nadie, yo la estaba echando a la calle y que mejor era eso que no los carámbanos de hielo que se podían formar.
También les dije que pensaba bajar cuando terminase a limpiar la calle.
Vi que me ignoraba y continuaba hablando con el otro vecino, así que hice mutis y seguí con lo mío.
El caso es que terminé ayer de limpiar toda nuestra escalera, rampa y el acceso a la nave.
Esta mañana todo lo que había limpiado ayer estaba seco y sin restos de nieve ni hielo.
Comprobar que el esfuerzo funcionaba me ha animado a continuar hoy hasta dar acceso con la calle abierta por la quita nieves.
He estado en total unas seis horas trabajando, porque hoy estaba mucho más duro.
Ningún vecino, curiosamente, se ha cruzado conmigo hoy.
He visto con distancia como algunos y algunas vecinas usaba el camino, todes han decidido esquivarme al llegar a mi altura.
El líder, le he visto que iba en paralelo y me he acercado para preguntarle que por qué no usaba el camino. Se ha reído y me ha dicho: “Si lo has hecho para nada, eso mañana es hielo” “Además pensábamos mañana traer palas y lo hacemos en un momento” para terminar diciendo “Yo hoy no podía más, ayer nos pegamos una paliza con el patio”
La historia en realidad os la quiero contar por la reacción de dos mujeres que sí han querido interactuar conmigo.
Una ha bajado, sin yo conocerla, tímidamente ha intentado ayudarme. “Sí, sí, soy tu vecina de abajo”. La mujer era un poco más mayor que yo, ha estado un ratito corto y me ha dicho “Voy a intentar conseguir una pala”, no ha vuelto. Más tarde ha pasado con su hijo y la compra y ha bajado la mirada para no volver a cruzarla conmigo.
La segunda vecina que ha querido interactuar se ha asomado a su terraza y me ha dicho:
-Vaya paliza que te estás dando, para ya”.
-No, no, ya abro el camino que si no no sirve de nada.
-¿Tú trabajas mañana?
-No, yo en realidad no tendría porque salir de casa.
-Es que mi marido trabaja mañana y con lo de limpiar el patio de ayer está ya roto.
Su tono me esta resultando agresivo aún así contesto conciliadora:
-Ayer también limpié, era más fácil, hoy me está costando más, a ver mañana como estoy, pero bueno… a mi me gusta, es mi gimnasio.
-Ya, si, que limpiaste la escalera y la rampa, pero eso sin sal no sirve de nada que resbala y hoy M. se ha caído
M. es la vecina que me esquiva y que oí protestar, es una mujer fuerte y grande, de mi edad, las dos lo son.
Vuelvo a señalar que la escalera y la rampa han estado todo el día secas.
Mi contestación, de nuevo conciliadora:
-La escalera es menos peligrosa, por eso la limpie primero ayer. Se puede ir a recoger la sal al ayuntamiento en el 368.
-Si va estar todo congelado igual. Déjalo ya.
He seguido no sin reflexionar cómo tenemos el machismo inculcado en médula.
El patriarcado le interesa que las mujeres seamos todas rivales.
El hecho de que yo haga tareas que se consideran masculinas, porque hay que usar la fuerza física, supongo, las ponen a ellas en evidencia o amenaza, supongo.
Supongo que de repente la llegada de una mujer recién separada, que actúa por libre y que demuestra decisión es una amenaza a las mujeres de mi comunidad en pleno siglo XXI porque cuestiona el rol que asigna el patriarcado a las mujeres.
No quiero llevar mi imaginación más allá, pero me imagino perfectamente una conversación previa a la salida por la ventana con su marido: “Tú no bajas y no trabajas más, y que esa loca haga lo que quiera”
Y perfectamente explicaría similar conversación en cada casa el hecho de que absolutamente nadie haya bajado a ayudarme.
Cuando he ido andando a por la sal me he fijado que había grupos de vecinos en alguna esquina limpiando y quiero creer que ha coincidido que no había ninguna mujer. Porque me consta, por las compañeras que me habías mandado las fotos, que las mujeres también quitan nieve. Acabáramos.
¿O vivimos muches en una burbuja donde nos creemos que la igualdad ya llegó?
Este relato es verídico.
Me pregunto ¿y si yo hubiera sido un hombre?
¿Esos señores comprometidos con el edificio no hubieran bajado a echar una mano?
La violencia contra las mujeres se ejerce de muchas maneras. Una de ellas es dejarte sola trabajar durante seis horas como si hubieras perdido totalmente la cabeza, borrando que lo haces por el bien común. De hecho, he llegado a dudarlo. Menos mal que ya me se yo de que va la cosa y mañana la señora que hoy lo ha pasado tan mal para cruzar me mandará millones de energías positivas para compensar!!!
?Red de cuidados feministas
No estoy loca, soy feminista!”.