A. Valiente*.- No sé si es porque vivimos en una sociedad que aglutina a gente de todos los lugares y condiciones, o porque con la incorporación de la mujer al trabajo se ha descuidado más la educación de los niños y de las niñas. O porque el padre ha estado en segundo plano, desgraciadamente, incluso algunos, de figuras decorativas, durante mucho tiempo.
También podría ser porque se ha dejado la educación en manos de “los otros”, los que pasan más tiempo con ellos, con nuestros hijos, los profesores, las cuidadoras, los abuelos. ¡Qué gran error!
Ellos, a los que tenemos que darles las gracias, no tienen la responsabilidad de la EDUCACIÓN, con mayúsculas, los padres sí. Hace ya casi 10 años que tuve mi último embarazo y recuerdo con verdadero trauma mis viajes, de ida y vuelta al trabajo, en transporte público. Prácticamente nadie me cedía el sitio, y los pocos que lo hacían eran mujeres y hombres mayores, jóvenes jamás. Y eso que, como todos sabemos, en el Metro, hay asientos reservados para ancianos, personas con problemas de movilidad y embarazadas. Para los jóvenes yo era transparente.
Me producía verdadera angustia pensar que mis hijos llegaban a una sociedad en la que la educación carecía de valor, en la que la educación era una cuestión de segunda categoría, en la que la gran mayoría de los futuros hombres y mujeres de este país, los que formarán parte de los sectores que articulen nuestra sociedad, ésos, carecerían de valores cívicos. Una sociedad donde la competitividad primaría por encima todo y a costa de cualquier cosa.
Afortunadamente, había gente que pensaba como yo, personas que se habían dado cuenta de que algo había que hacer a este respecto. Y nace, con muchas dificultades y muchos opositores, “Educación para la ciudadanía”.
Por fin, la tarea de casa, la educación que les damos en casa, tiene un soporte tangible, los profesores podrán reforzar -y recalco “reforzar”- la educación, porque su labor es enseñar, no educar, sólo apoyar nuestro trabajo.
Ahora mis hij@s dan Educación para la ciudadanía y aprenden cuáles son sus derechos como niños y niñas; y como ciudadanos y ciudadanas; y cuáles sus deberes. Aprenden a convivir, a respetar a los diferentes, a saber dónde está el límite de su libertad. Aprenden que todos somos iguales y que la Constitución y las leyes nos protegen.
Aprenden que los homosexuales no son enfermos, como decía el todopoderoso Obispo de Alcalá de Henares, sino personas a las que les gustan las personas de su mismo sexo, pero personas, ciudadanos normales amparados, como todos, por la ley y el Derecho. Aprenden que puedes casarte, con los mismos derechos, con un hombre o con una mujer, que tú decides y que por eso nadie debe señalarte. Aprenden lo más importante, a ser unos buenos ciudadanos y ciudadanas.
¡Cuantas tonterías hemos tenido que oír sobre esta asignatura! Posiblemente, si hace unos años se hubiese estudiado Educación para la Ciudadanía habría en este país muchos menos corruptos y sinvergüenzas que a través del poder y la mentira han conseguido -y siguen consiguiéndolo todavía- beneficiarse a costa de los ciudadanos y ciudadanas respetables que pagamos nuestros impuestos y no tiramos papeles al suelo.
* Ana Valiente es vocal vecina del PSOE en el Distrito de Salamanca.
FBernal says:
Sra. Valiente, en mis años mozos de BUP y COU a esta asignatura se le llamaba “Ética y Moral” y no estaba cargada de ningún tinte ideológico y de adoctrinamiento, era un complemento a la educación y a los valores de convivencia y respeto que me inculcaron mis padres. En EGB, por entonces, era obligatoria la asignatura de “Religión” y decidí, de motus propio, que en el instituto quería impartir “Ética y Moral” que junto con “Filosofía” complementaron con suficiencia (y gracias a verdaderos profesionales de la enseñanza) los principios básicos en valores humanos, convivencia y civismo, que por entonces tenía la asignatura de Religión, además de los que me proporcionaron mis padres. La lamentable, y desgraciadamente común, situación que Vd. relata en el metro no se arregla con la asignatura de “Educación para la ciudadanía” y mucho menos contribuiría a la disminuir la proliferación de corruptos y sinvergüenzas, curiosamente gran parte de ellos militantes de organizaciones políticas y sindicales,… gran parte de los problemas se arreglarían aplicando las ordenanzas, decretos, leyes… En definitiva, respetar las leyes y practicar la empatía (intentar ponerse en el lugar del prójimo) es lo que nos haría ser mejores ciudadanos y olvidarse ya de adoctrinamientos de toda índole.
Juan Carlos says:
Bueno Ana, ya hemos visto en el pleno de hoy, cómo no pueden “vulnerarse” los derechos de la Iglesia.
Y de hecho, al principio pensaron en separar las asignaturas: la religión para los religiosos y la educación para la ciudadanía, para los laicos. (Que se pudran). El problema surgió cuando vieron que la asignatura era interesante.
De todas formas primó más la educación religiosa. Para la iglesia es fundamental educar a los niños desde pequeñitos (por distintas razones, vaya).
En lo que nos atañe hoy, porque el funcionamiento de la mente pasa por la construcción de caminos o conexiones de experiencias, más o menos lógicas, que suelen durar toda la vida, donde luego pueden encajar o no, los datos que se agreguen. Entonces, te inculcan a los reyes magos, la virginidad de la virgen, el martirio o los milagros y sobre todo: Que el hombre es un ser caído, que debe ser redimido por algo o alguien externo a él.
Seguramente esa sea la principal razón por la que la sociedad se encuentra técnicamente llena de “tarados”, a niveles psicológicos.
Respecto al comentario anterior, tiene algo de razón, aunque no deja de parecerme algo parcial. Efectivamente, con una asignatura no se va a cambiar el mundo. Tampoco con el peso de la ley. Como intento justificar en este escrito, hay que estar bien tarado, para ser compasivo o empático o tan sólo educado, porque te amenacen con un castigo.
Dulce C. says:
En mi instituto de pueblo, en el BUP, no pude optar y obligatoriamente asistí a religión.No entiendo cómo no se cuestiona la realmente asignatura ideológica y sectaria que es la religión, que pagamos todos a señores puestos por una empresa privada y que no cumplen los requerimientos para ejercer de profesores exigidos para las demás asignaturas.
Si tacha a EplC de ideológica sea usted coherente y denuncie lo lógico.