J. A. Plaza*.- Mi primo Juanito es discapacitado físico desde su llegada a este valle de lágrimas hace 50 años, por mor de unos fórceps utilizados con alevosía y angulación inadecuada. Lo cual no obsta para que me aplique una soberana paliza cada vez que nos jugamos la paella y las copas al mus o al ajedrez. Primo -me dice el muy desconsiderado- para el mus no hay que tener piernas, sino cartas. Obvio, pero demostrador de un admirable talante capaz de sobreponerse a una desgracia que le imposibilitó para jugar al futbol en su niñez como cualquier otro crío o incluso para ir al baño como usted o como yo.
Eso sí, en la sociedad que hemos construido con el esfuerzo común, dinámica e integradora, la discapacidad de Juanito se ve aliviada por hechos como la igualdad de acceso a la educación (atesora tres carreras universitarias), la asistencia sanitaria gratuita o la adaptación de espacios y vehículos públicos a las personas con problemas sensoriales o de movilidad. Hoy a nadie le extraña encontrar letreros en el metro cincelados en Braille o semáforos con avisadores acústicos para invidentes. Incluso se han creado centros especiales de trabajo para dar empleo a estas personas con minusvalías subvencionados por la Administración para compensar la (si es que existe) menor productividad de estos trabajadores. En Madrid contamos con 216 empresas con esta calificación, en la que trabajan unas 9.000 personas con alguna discapacidad.
Sin embargo, en estos tiempos que corren cada euro del dinero público se pone bajo la lupa del pragmatismo para encontrar justificación a los gastos antes de acometerlos. Cuestiones presupuestarias que hace unos años eran asumidas como de natural débito hoy ven puesta en duda su conveniencia, como es el caso de los coches oficiales –peanuts, según el ínclito Señor Blesa- o los sueldos de los empleados públicos. No obstante, la Comunidad y el Ayuntamiento madrileños han hecho un loable esfuerzo para evitar los recortes a este necesitado segmento de nuestra sociedad. Así se ha demostrado en la presentación esta semana del tercer Plan de Acción 2012-2015 para discapacitados de la región de Madrid, dotado con más de 1.600 millones de euros distribuidos en 450 medidas a adoptar en los cuatro próximos años. Esto supone un notable incremento en la inversión sobre el anterior plan 2008-2011 que contaba con unos 1.100 millones y algo así como del 300% sobre el primer plan 2005-2008 que contaba con apenas 500. En ningún caso Madrid sería Madrid si se dejaran de lado a nuestros 276.000 conciudadanos con algún tipo de discapacidad. Incluso se ha creado un servicio de atención a mujeres discapacitadas que hayan sufrido abusos (unos cuarenta casos en nuestra región por año, da que pensar). Eso añadido a que nuestra región cuenta con la mayor red de atención social del país, con 500 centros y 50.000 plazas, 21.000 de ellas dedicadas a los las personas con discapacidad.
Otra cuestión distinta es la partida dedicada a las subvenciones a las asociaciones de discapacitados. El asociacionismo es bueno para la ciudadanía y ha de ser fomentado por las administraciones públicas, como de hecho lo es. Pero algunas de estas asociaciones que en un primer momento nacieron del ámbito familiar para prestar servicios a los que la Administración no llegaba, han pasado con el tiempo y la inyección de fondos públicos a tener estructuras y maneras de auténticos lobbys con el inestimable apoyo de los medios de comunicación. En plena era de lo políticamente correcto, he vivido situaciones en mi vida profesional como la petición de determinada asociación de discapacitados que reclamaba la sustitución de los ascensores del metro por ascensores ¡para camillas! por si alguno de sus asociados sufría un percance en el suburbano. Inversión millonaria para situaciones improbables. De locos. Por no meterme sólo con ellos ¿Por qué algunas patronales, por ejemplo la de la construcción, dan empleo a miles –o decenas de miles- de personas? ¿para realizar su labor, son necesarias tamañas plantillas? Quizá a eso se refería la presidenta con sus declaraciones sobre subsidios, y subvenciones. Ayuda a discapacitados y a su integración en una vida normal: ¡por supuesto!. Subsidios millonarios a patronales y lobbys diversos, incluido los de las asociaciones de estos últimos, no. Porque Madrid desde una silla de ruedas también tiene que poder ser disfrutado, aunque incluya seguir pagándole las lecciones de mus a mi primo a base de paellas.
*Jose Antonio Plaza es vocal vecino de Obras Públicas de la Junta Municipal de Salamanca y Jefe de Área en la Consejería de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid.
Teresa says:
Hay muchas críticas respecto a los recortes presupuestarios en lo que discapacitados y dependientes se refiere, y es verdad; pero hay que decir, que a pesar de que “no hay dinero” en la CAM se va a llevar a cabo un nuevo Plan de acción de discapacitados recogiendo entre otras prestaciones la unificación de la tarjeta de aparcamiento que será válida para todos los municipios de la Comunidad.
El objetivo principal (siempre teniendo en cuenta el momento en el que estamos) es atender lo máximo y mejor posible al que más lo necesita y desde este punto de vista, se justifica en cierto modo las modificaciones que se están llevando a cabo en la concesión de servicios, ayudas y prestaciones.
Alejandro says:
Jose Antonio. Soy Consejero de un Centro Especial de Empleo. Cuando nos veamos, te cuento. Un abrazo
Juan Carlos says:
A pesar de que España tenía cierto nivel, sobre la atención a discapacitados, bien es cierto que estaba y sigue estando casi todo por hacer y cada vez menos, salvo que el discapacitado tenga recursos.
El problema no es que se haya eliminado el gasto público. Se gasta lo mismo, pero ahora se lo llevan los bancos, privados, en detrimento de la sociedad.
Así es en becerro de oro.
Véase la política de Hollande en Francia, para ver cómo pueden tomarse medidas para favorecer a la sociedad y para mantener a raya a los mercados. Porque desde luego SI HAY SOLUCION.
Francisco says:
Como siempre, desinformando Juan Carlos, antes de habalr, te recomiendo que hables con algun blog de algun discapacitado frances, y despues, de conocer de alguien afectado,, opinas, te pondria 1000 razones de lo que dices es mentira, pero me canso de ver comentarios basados en mentiras, o peor, que han sido hechos sin investigar el tema, que diga que lo de Hollande esta bien, se nota que no conoces ningun caso.
Dulce says:
Es un triste presente que tengamos que tratar temas humanos con criterios económicos. Mis primos no tienen tanta suerte.