Desempleadas pero activas

C. R. Horche*.- La actual crisis en la que está inmersa la sociedad española, así como la elevada tasa de desempleo que lleva aparejada, está ocasionando verdaderos estragos en la autoestima de mujeres y hombres en edad de trabajar. Ésta situación tiene graves consecuencias para la identidad personal de quienes la padecen, puesto que en un período de tiempo relativamente corto se han visto excluidas del sistema de producción y han pasado a depender, en el mejor de los casos, de ayudas estatales.

El hecho de que una persona esté desempleada repercute en tres ámbitos básicos que dificultan el desarrollo integral del individuo: por un lado, en el ámbito económico se ve reducida la cantidad de ingresos con la merma en el nivel de vida que esto conlleva. Por otra parte, en el ámbito personal el autoconcepto y la autoestima se reducen drásticamente y afloran sentimientos de desesperanza, depresión, ansiedad, culpa y sensación de pérdida de control (locus de control externo). Por último, en el ámbito social también se produce una pérdida puesto que el nivel relacional se ve gravemente afectado al reducir el número de contactos y la red de apoyo social percibido.

Así las cosas, es necesario que la persona desempleada pueda recuperar el control de su vida y vuelva a sentirse útil para la sociedad y para sí misma. En el duro camino que sigue a una situación de desempleo, es fundamental emplear el tiempo en actividades productivas que reporten seguridad y confianza en la persona (por ejemplo a través de la participación en actividades de formación, voluntariado, grupos de autoayuda y crecimiento personal entre otros) y que a su vez, favorezcan el mayor contacto posible con personas para tratar de incrementar así la red de contactos y las posibilidades reales de inserción laboral.

*Carmen Ruiz Horche es psicóloga en el centro Afart Arteterapia.