L. Torres.- Desde el año 2000 hasta el año 2012, la contaminación lumínica en la Comunidad de Madrid se ha incrementado en un 50%. Algo que se ve perfectamente desde el espacio, como muestra el mapa completo del brillo del cielo nocturno en la región, presentado por un grupo de investigadores de Astrofísica y Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Para ver la vía láctea, hay que alejarse 85 kilómetros de la capital, cuando en otras grandes ciudades europeas como Berlín, basta con apartarse 30 kilómetros.
Según las mediciones de los expertos, los grandes núcleos urbanos como la capital de España y su corona metropolitana envían luz hacia la atmósfera hasta crear un halo que es “visible y detectable a más de 275 kilómetros de distancia”, lo que dificulta o directamente impide la observación de las estrellas, pese a la “antigua relación” entre la astronomía y los escudos madrileños.
Las estrellas de Madrid, sólo en la bandera
La UCM recuerda que el símbolo de la Villa de Madrid es la osa con el madroño rodeada de siete estrellas y que otras siete -las de la Osa Mayor- figuran en la enseña de esta comunidad autónoma; de hecho, las estrellas “ya se encontraban en la bandera que llevaban los madrileños en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212″.
Por ello su objetivo principal al elaborar esta singular cartografía, incluida en la iniciativa Cities at Night (Ciudades de noche), es el de identificar los principales focos de contaminación lumínica y su evolución, con el fin de “recuperar las estrellas de Madrid”.
Para obtener el mapa, los investigadores de la UCM han analizado las imágenes nocturnas obtenidas desde satélites y han registrado el brillo del cielo nocturno con cámaras y fotómetros situados en el observatorio astronómico de la Ciudad Uninversitaria de Madrid y en otras estaciones de monitorización de la región, recorriendo más de 6.300 kilómetros en su recogida de medidas fotométricas.
Luego las han combinado con las imágenes nocturnas tomadas por los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS) que emplearon el instrumento Nightpod desarrollado por la Agencia Espacial Europea (ESA).
Los más de 30.000 datos válidos recopilados así desde abril de 2010 han sido “cuidadosamente” analizados hasta conformar este mapa que cubre el 63 % de la Comunidad de Madrid y según el cual el halo de luz producido por la contaminación lumínica no sólo es visible desde tierra sino que se detecta desde el espacio.
Los investigadores responsables del proyecto -Alejandro Sánchez de Miguel, Jaime Zamorano y Jesús Gallego- han advertido de que reducir la contaminación lumínica del área urbana de Madrid supondría un “beneficio directo” para varias especies amenazadas como la luciérnaga o el búho real, además de incidir positivamente en la calidad del aire por sus efectos en el NO2 y el NO, entre otras ventajas.
Por ello han ofrecido su disposición a los gobiernos municipal y autonómico de Madrid para elaborar un estudio de impacto ambiental de su iluminación que detenga la degradación del patrimonio natural, histórico y cultural de la región.