P. Rodríguez.- Nuevo dato complicado para el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, que dirige la concejala Ana Botella. La contaminación acústica supera en algunos puntos de la capital el límite establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se sitúa en 65 decibelios ponderados.
Concretamente, dos zonas del distrito de Salamanca suspenden en este aspecto: la zona aledaña a la Fundación Aguirre -la intersección de la calle de Alcalá con O´Donnell, ha registrado 68,5 decibelios, y el Paseo de Recoletos, con 68 decibelios, debido al tránsito diario de miles de vehículos por estos dos lugares.
Ambos datos se encuentran entre los peores obtenidos en toda la ciudad, que registró una media de 61,8 decibelios de contaminación acústica en el mes de mayo; sólo superados en la Plaza de España, con 69,3.
Los datos positivos se los llevan la Urbanización Embajada, con 55,3 decibelios; Casa de Campo, con 56,10; y Farolillo, con 56,4 decibelios.
Estos datos son los obtenidos a lo largo del día, pero también de noche se mide el ruido en la capital. Entre las 23:00 y las 07:00 horas, el dato que no habría que superar es el de los 55 decibelios, pero todas las zonas suspenden, a excepción de Puente de Vallecas, Farolillo, El Pardo, Campo de las Naciones, Sanchinarro, Méndez Álvaro y Tres Olivos. La media se situó en los 57,3 decibelios.
El Centro, el peor distrito durante los fines de semana
Los fines de semana, concretamente las noches de viernes y sábado, los niveles de ruido aumentan sensiblemente en la zona centro de la capital, debido al aumento del transporte y a la actividades de los locales de ocio. Así, vecinos de las calles aledañas a la puerta del Sol, Gran Vía, Chueca, Plaza de Huertas y el barrio de La Latina se quejan reiteradamente de los estruendos que provocan la acumulación de gente en zonas de marcha.
Entre las actividades causantes del ruido, aparecen en primer lugar el tráfico, y luego las obras y otras actividades laborales y la industria. Los efectos producidos por el ruido pueden ser fisiológicos, como la pérdida de audición, y psicológicos, como la irritabilidad exagerada, según informa el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid.
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