J. C. García Dueñas*.- Ha coincidido en los dos últimos plenos, primeros del actual equipo de gobierno en nuestra Junta Municipal del Distrito de Salamanca, la presencia de vecinos simpatizantes del 15 M. Las formas de expresión con que se han realizado preguntas al pleno, a fin de poner sobre el tapete la inquietud de los ciudadanos, ante un sistema político que actúa al margen de y contra los intereses de la ciudadanía, han sido variopintas: educadas, airadas, acusadoras, irónicas o simplemente demoledoras, como la que describíamos en el artículo anterior.
Igualmente, las respuestas de la Junta han resultado distintas, según el caso, aunque todas las que proponían alguna modificación o mejora del sistema político actual han sido descalificadas.
Resumiendo mucho:
“Váyanse ustedes a Sol si no les gusta cómo lo hacemos” o… “monten ustedes un partido político y se presentan para hacer lo que quieran, (si les vota la gente)”.
Respuestas a mi juicio despóticas, totalitarias, que son dignas de análisis.
¿Es que ha llegado el sistema democrático a tan alta perfección y desarrollo que ya no se ve posible su mejora? Esto resulta irrisorio, vistas sus graves carencias, ya descritas en multitud de foros que no vamos a repetir ahora.
¿Es que se justifica de algún modo que quienes detentan el poder o la autoridad puedan hacer su santo capricho, porque hayan sido votados, aunque estén llevando el país a un desastre manifiesto? (Esto debe entenderse a niveles estatales, de comunidad y locales).
¿Qué alternativas determina el sistema social que tenemos, para poder ser mejorado, cuando las iniciativas populares (que ya resultan una odisea) deben ser aprobadas para su implantación, generalmente contra los privilegios, las presiones y los intereses de los políticos de turno?
¿Qué puede hacer la ciudadanía cuando se ve obligada a interponer recursos, con su esfuerzo, su dinero y su tiempo, para no conseguir en la mayoría de los casos, ni que se pueda hacer cumplir la ley?
¿Es el procedimiento que, si una persona o grupo ven una necesidad de cambio, tengan que salir a la calle a montar un partido político, campañas de comunicación para que las gentes les voten, llegar al gobierno, obtener mayoría suficiente…? ¿Alguien ve esto no sólo lógico, sino posible?
¿Cuál es la única alternativa que se le deja a tanta gente que ya se encuentra en paro, desahuciada o en condiciones de indigencia? ¿Volver a tomar la Bastilla o el Palacio de Invierno?
La clase política debería empezar a pensar en tener algún gesto que haga ver que se dan cuenta y asumen la responsabilidad de escuchar a la gente y propiciar alternativas de cambio realmente democráticas, para la mejora de la sociedad en su conjunto.
*Juan Carlos García Dueñas es miembro de la Asociación de vecinos Goya-Dalí.
Isabel Moneo says:
El trato y la forma de responder a las preguntas y criterios de los vecinos que se indica en el artículo, indican y muestran claramente un absoluto desprecio a lo que el pueblo dice y requiere, e implica necesariamente una total falta de sentido y sustrato democrático. Todo ello es igual a autoritarismo, dictadura y abuso de autoridad.
Ana says:
El sitema que tenemos en España es el de una falsa democracia. Si fuese una democracia real no habría dificultad alguna en intervenir en los plenos. No hay que llegar a ningún lado ni formar partido político alguno para que a uno le escuchen, debe bastar con ser ciudadano. El que los ciudadanos no seamos escuchados y no tengamos ningún tipo de cabida en la vida política actual no es más que el reflejo de esta evidente y dramática falta de democracia.
Genoveva says:
Lo que llamamos democracia no es tal cosa, sino migajas que se dan al pueblo para que siga aguantando y consumiendo y produciendo. La ceguera se implanta a través de la visión estereotipada de la realidad que se ofrece a través de los medios y audiovisuales: todo son estereotipos y cliches.
La vida democrática no la conocemos y los señores del PP son sustentadores del sistema aberrante en el que vivimos, en donde el dinero es el rey y los ciudadanos sus súbditos! La injusticia y el autoritarismo rigen la politica en todos sus niveles, y por supuesto en las juntas vecinales, pues saben que ahi esta la semilla de todo movimiento hacia la verdadera democracia. No pueden ni ahora ni nunca permitir que los vecinos piensen y pidan lo que les corresponde, por eso hay q seguir exigiendo lo q por derecho es nuestro, pase lo que pase y le pese a quien le pese.
Animo vecinos!
PesePebrero says:
Llegará un día que los hombres sean libres y la desfachatez y desvergüenza de muchos será parte de la historia.
Pero hasta ¿dónde puede llegar la soberbia humana? Su mente tendrá razones para tratar así a los vecinos porque sino entrarían en locura.
Carlos says:
Estoy totalmente de acuerdo en el fondo del artículo. Los políticos están ahí asumiendo la representación de la soberanía popular y por tanto es muy positivo y necesario que se articulen mecanismos de participación ciudadana, complementarios a los comicios electorales, en los asuntos públicos que les atañen.
De todas formas, el último párrafo descalifica totalmente el artículo. ¿La toma de la Bastilla?, ¿El Palacio de Invierno?. Ese lenguaje semi-guerracivilista, panfletario y totalmente fuera de tono respecto al resto del artículo hace perder consistencia a todo lo argumentado anteriormente.
Más grave aún que lo firme el presidente de una asociación vecinal. No sé qué pretende por esa vía, un poco infantil por otra parte (quizás el señor García Dueñas esté todavía en el instituto), pero desde luego yo no me apuntaría a una asociación con un presidente así ni aunque me pagaran por ello…
Dulce C. says:
La toma de la Bastilla y del Palacio de Invierno son dos símbolos del concepto “toma del poder del pueblo soberano”.Creo que los cristianos tienen el símbolo del calvario como concepto del trabajo del ser humano y nadie lo toma como algo que tenga que hacerse tal cual.