J. E. Villarino*.- Extraemos de la prensa estos titulares, que hablan por sí mismos, de los robos que un día sí y otro también se producen en las vías catalanas.
- Robados en Cataluña 134 km de cable en líneas férreas este año, un 50% de España (El Mundo)
- Los ladrones roban 90 metros de cable de cobre en línea del AVE en Montcada (ABC)
- Roban 20 metros de cable entre las estaciones de Sants y Llinars (Barcelona) (El Economista)
- Jané asegura que los Mossos hacen un “buen trabajo” contra el robo de cobre (El Periódico de Catalunya)
- Líneas R2 y R11 de Rodalies prestarán la oferta habitual los fines de semana (ABC)
- Robo sin freno en Cataluña (El Mundo)
El tema colma el vaso de cualquier paciencia, por paciente que sea, valga la redundancia. No es creíble que en un corto espacio de tiempo se hayan producido 350 incidencias, materializadas en robos de cobre y la afección a otras muchas instalaciones, si no existiese cierta permisividad por parte de las autoridades de la Generalidad. No es posible. No cabe otra interpretación. La situación a la que se ha llegado, pone gravemente en riesgo la seguridad ferroviaria.
En el último robo, el importe de lo robado asciende a cifras astronómicas: 30 millones de euros. Casi 400 metros de cable. Pero con ser esto grave, más grave quizá es por sus consecuencias sobre la seguridad de la circulación ferroviaria al haber caído, en este caso que ahora comentamos, una línea de alta tensión sobre una de baja tensión a la que ha quemado entera, según ha afirmado la ministra de Fomento.
Estas infraestructuras, tres enclavamientos, que han quedado destruidas “tienen un coste de más de 30 millones de euros” y son esenciales para la circulación y la seguridad ferroviaria, según le han informado los técnicos del Adif.
El informe técnico detalla lo comentado: que se han quemado tres enclavamientos. Ana Pastor dice que “son estructuras costosísimas que permiten gestionar el tren”. El robo de estos 360 metros de cable de cobre en Mollet del Vallès (Barcelona) dañó el sistema de señalización como ya hemos puesto de manifiesto y causó importantes daños en infraestructuras que ha afectado y sigue afectando a la circulación de 200 trenes y a más de 60.000 pasajeros que han sufrido las consecuencias en retrasos, anulaciones de trenes y demás molestias de todo tipo.
Lo que ocurre en las vías ferroviarias catalanas no ocurre, ni ha ocurrido en ninguna otra región española. Para que exista sabotaje institucional no es necesario que los sabotajes los hagan o los contraten funcionarios de la Generalidad.
Basta con ser permisivos. Con hacer la vista gorda. Con mirar para otro lado. Todo ello para conseguir unos fines que son los de hacer recaer sobre el gobierno central la culpa de la situación permitida o provocada y su manipulación en el contexto del reto independentista en que está enfrascada la Generalidad y muchos ayuntamientos catalanes.
Ya no se deben, ni se pueden templar más gaitas. El gobierno de la Nación no puede seguir silbando y lloriqueando y suplicando por las esquinas que la Generalidad se tome esto en serio. Se juega mucho en ello y se juegan mucho, sobre todo, en su propia seguridad los viajeros de los trenes catalanes.
Ministra, con esto no se juega y cualquier día podemos asistir, no a un robo de unos cientos de metros de cobre, sino a algo mucho más grave, a otra nueva tragedia sobre las vías.
En cualquier caso lo que está pasando no es admisible y muestra, siendo benévolos, una dejadez y una incapacidad por parte de las autoridades autonómicas para hacer frente a la situación. ¿Para esto quería la Generalidad las transferencias ferroviarias, a toda prisa y a toda costa? Si son incapaces de proteger las líneas, que las dejen.
Para poner remedio a lo que está ocurriendo está el tan traído y llevado artículo 155 de la Constitución Española. Para solucionar incapacidades, tejemanejes, incompetencias, mala gestión, despilfarros, etc de los servicios transferidos. No para combatir el secesionismo, la rebelión y el independentismo, que para esto están otros artículos de la Constitución.
Desde aquí pedimos, a parte de otras que procedan, que se intervengan y se retrotraigan al Estado de nuevo las competencias en materia ferroviaria, al tiempo que la custodia efectiva de las mismas, retrotrayendo nuevamente las transferencias cedidas a los Mozos de Escuadra, en favor de la Guardia Civil y resto de fuerzas de seguridad del Estado. Ministra, usted misma ha reconocido que lo que está ocurriendo en las vías catalanas “es gravísimo”. No permita, Ministra, que nuevamente otros hagan política con la seguridad ferroviaria.
* José Enrique Villarino es economista y consultor, experto en Transporte y columnista de Zonaretiro