F. J. López*.- Por si los salvajes recortes de este curso no fueran suficientes, nuestra Presidenta -Esperanza Aguirre- ha decidido incluir en nuestra nóminas una carta -sí, una fotocopia para cada uno de los 18000 profesores de Secundaria de la Comunidad- en la que, de forma demagógica, se nos explica por qué debemos hacer “un mayor esfuerzo” y actuar “con generosidad y sentido del deber”.
El texto, escrito en un tono paternalista que ataca nuestra inteligencia, obvia el verdadero sentido de nuestras demandas, aporta datos completamente erróneos (afirmando que, hasta la fecha, solo trabajábamos 18 horas semanales) y contribuye, además, a deteriorar nuestra imagen ante la opinión pública, desinformando sobre la naturaleza de estos recortes y convirtiéndonos en un colectivo egoísta e insensible. Tras el despilfarro de 1’8 millones de € que la Comunidad llevó a cabo el curso anterior con su campaña “Apoyemos a nuestros profesores”, resulta aún más escandaloso este nuevo acto de desprestigio.
Como creo que la carta -que reproduce hoy El Mundo en su sección M2, a quienes personalmente agradezco que ayer fomentaran el tag #OpinoEducación, donde muchos expresamos y compartimos nuestra visión sobre este complejo asunto- no tiene desperdicio, les dejo aquí su contenido incluyendo con (entre corchetes y en cursiva) mi (subjetiva) exégesis. Seguro que ustedes, padres, profesores y alumnos, también tienen la suya… Y les invito a compartir su punto de vista -sea el que sea, que en eso consiste debatir- vía Twitter con el ya mencionado tag #OpinoEducación, así como en la sección de comentarios de este blog. Hagamos que se nos oiga y expliquémonos: es preciso y urgente.
“Queridos Profesores de Educación Secundaria de la Comunidad de Madrid:
[Queridos, aquí, debe de ser un eufemismo, supongo. Pero dejemos a un lado los matices semánticos…]
Dentro de pocos días comenzamos el curso académico 2011-2012 y creo que todos sabemos que vamos a hacerlo en medio de una de las situaciones económicas más difíciles por las que ha pasado España en las últimas décadas. [Se agradece que nos aclare el contexto socieconómico, porque -como profesionales de la enseñanza- seguro que ninguno estábamos al tanto de ello.] Todos, tanto los analistas de la economía como los responsables políticos [es decir, el sabio e inteligente papá Estado, ese al que los malísimos docentes no queremos oír] estamos de acuerdo en que para superar esta situación es indispensable que las Administraciones Públicas ahorren y reduzcan su nivel de gasto y endeudamiento [aquí se omite el divertido dato de los 90 millones de € que “regala” la Comunidad de Madrid en concepto de desgravaciones fiscales a quienes matriculen a sus hijos en la privada: ¿en ese apartado no sirve el concepto de “reducir nivel de endeudamiento”?]
Soy plenamente consciente de que, con las instrucciones para el nuevo Curso Académico, en las que se indica que todos los Profesores de Educación Secundaria tienen que completar su horario hast las veinte horas semanales, en lugar de las dieciocho actuales, [un pequeño gazapo: el horario actual no es de 18 horas semanales, sino de 37’5: y eso sin contar con todo el tiempo extra que dedicamos a preparar clases, corregir exámenes, elaborar materiales…, por no sumar las horas -no remuneradas y voluntaristas- que empleamos para desarrollar actividades extraescolares, como preparación de los alumnos para olimpíadas matemáticas, ortográficas o de biología; elaboración de revistas escolares; creación de grupos de teatro; organización de semanas culturales, visitas o salidas, etc.] se les está pidiendo un mayor esfuerzo [está visto que el haber asumido -y sufrido- la bajada de sueldo impuesta a todos los funcionarios -con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo que ha supuesto- no se considera esfuerzo alguno] Pero pueden estar seguros de que ese esfuerzo no se les pediría si no fuera totalmente necesario, dada la situación crítica por la que atraviesa nuestro país. Basta con mirar alrededor o leer la prensa diaria [aquí, nuestra Presidenta vuelve a tratarnos como si fuéramos unos críos y asume que, básicamente, no lo hacemos] para comprobar cómo los comercios cierran, las empresas despiden, los jóvenes van a engrosar las listas del paro [listas que engrosarán aún más con los jóvenes no preparados que, por culpa de estos salvajes recortes, saldrán de nuestras aulas, de cuya elevadísima ratio no hace mención alguna] y cada día hay más familias con todos los miembros desempleados [de ahí que no se entienda que se apoye la educación privada y concertada en vez de la pública, única esperanza para esas familias de las que se habla y que se describen con un tono que, de puro melodramático, capacita a nuestra Presidenta para la futura creación de amenos y lacrimógenos folletines].
La medida que la Consejería de Educación ha adoptado va a suponer un ahorro de cerca de 80 millones de euros [¿se puede llamar ahorro a no invertir en educación o solo es un ejemplo de puro y duro cortoplacismo o, peor aún, de intento de desmantelamiento de la pública?], y va a permitirnos no aplicar recortes en otras partidas esenciales para mejorar la calidad de la enseñanza [¿cómo se va a mantener la calidad de la enseñanza si los actuales recortes suponen eliminar desdobles, eliminar laboratorios, eliminar refuerzos, eliminar grupos flexibles, eliminar plazas de FP y EOI, eliminar desdobles, eliminar orientadores, eliminar profesores de apoyo y Compensantoria…? ¿Qué partidas son, por tanto, las que se mantienen garantizando lo que están -literalmente- destrozando?] y mantener gastos en otros servicios importantes para los ciudadanos [supongo que -visto lo que está sucediendo con educación, sanidad, cuerpo de bomberos…-, aquí se refiere a servicios tan importantes como el sueldo de los asesores, o el uso de coches oficiales, o futuras campañas de apoyo al profesorado, o hasta a nuevas sesiones JMJ para regocijo y júbilo general, quién sabe] . Parte de ese ahorro también irá destinado a [de nuevo se juega al divide y vencerás con los miembros del claustro, táctica tan del gusto de nuestra Consejería] incrementar la retribución de los jefes de departamento, de los coordinadores TIC y de los profesores tutores [labor tutorial, por cierto, que han suprimido y, después -en una maniobra surrealista de puro incomprensible-, vuelto a reponer de modo errático e imposible: será una hora no lectiva que queda al libre arbitrio de los centros, favoreciendo el deterioro de la convivencia y el futuro fracaso escolar, sobre todo en las zonas más desfavorecidas] en todos los institutos madrileños
Por último, quiero expresarles mi absoluta convicción de que la manera más eficaz de combatir esta crisis económica y de prevenir las futuras es mejorar el nivel de de nuestra educación [de ahí que se cree un único centro “excelente” en todo Madrid y se abandone a su suerte a los demás, porque supongo que su fe es, digamos, limitada y no alcanza más que a cinco grupos de alumnos de toda la Comunidad que preside. El resto de nuestros chicos, o bien puede ir a la privada, o bien puede hacinarse en las aulas sobrecargadas -gracias a los actuales recortes- de la pública]. Y aquí, ustedes, los Profesores de Educación Secundaria, tienen un papel esencial. Sé que es difícil pedir que se entreguen aún más a su vocación de profesores en la misma carta en la que se les explica que van a tener que trabajar más [de nuevo, la Presidenta da en el clavo: el problema no es que hayan recortado entre 10 y 20 profesores por centro, ni que por culpa de ese recorte haya 5000 interinos que engrosarán este curso las listas de ese paro que tanto le preocupa, ni que los funcionarios que sí demos clase tengamos que impartir materias que no son las nuestras por falta de un número de docentes suficientes en los claustros, ni que la ratio de las aulas impida cualquier tipo de calidad educativa…, no el verdadero problema -y así se lo hace saber a la opinión pública- es que los profesores no queremos trabajar, así de fácil], pero las circunstancias del momento son especialmente graves y confío en que ustedes sepan entenderlas y responder con generosidad y sentido del deber [nada dice aquí de las familias, claro, pero espero que los padres de los alumnos abocados a recibir una formación deficiente y precaria a partir de este curso -por muchos malabares que hagamos los docentes, a quienes nos importa la educación mucho más de lo que su carta da a entender- tengan la misma generosidad para ver cómo la Comunidad destroza -con una alarmante falta de previsión de futuro- la formación de sus hijos, por cierto]
Ustedes, en las aulas, y nosotros, desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid, compartimos una responsabilidad inmensa en la formación de nuestros jóvenes [sí, con la pequeña diferencia de que los primeros peleamos la batalla desde la pizarra -tiza y corazón en mano- y los segundos desde despachos oficiales en los que, como esta carta demuestra, ni siquiera se dignan a escucharnos ni a favorecer que la educación goce de un mínimo de -necesaria- dignidad]. Con el sentimiento de esa responsabilidad compartida, les envío a todos un fuerte abrazo. [Le devolvemos el abrazo, claro, pero con un sentimiento de profunda tristeza ante la sordera de quienes deberían saber oír. Ante el ataque contra uno de los pilares toda sociedad: la educación. Y su defensa, señora Presidenta, sí exige toda nuestra responsabilidad. Sin duda alguna.]”
* Fernando J. López es profesor, novelista y dramaturgo. Autor, entre otras obras, de LA EDAD DE LA IRA (Espasa) y TOUR DE FORCE (Ediciones Antígona)