O. Fernández.- Escribo esta carta porque no soy capaz de entender cómo puede ser que desde hace tres meses la calle Narváez tenga varios conos y algunas vallas para que los coches eviten una trampilla peligrosa. Como vecino me parece indignante que se tarde más de 100 días en arreglar una avería tan grave como es una trampilla traicionera, por la que se podría caer cualquier vehículo y que es un peligro para todos los que circulan por la zona.
Yo tengo una plaza de garaje en el aparcamiento de vecinos de la misma calle, y hay que hacer malabares entre el carril bus y los conos para entrar. Adjunto varias fotos de noviembre y otra de este mismo domingo que demuestran lo que aquí expongo.
Como un día llegue alguien y quite a mala fe las vallas y los conos, un coche va a pasar por encima de la trampilla y va a ocurrir una desgracia. Estoy seguro de que entonces lo arreglan enseguida, porque en esta ciudad funcionamos así. No hacemos nada hasta que ya no tiene remedio.
A ver si ahora, con el cambio de alcalde, se aceleran las cosas, porque yo creo que tres meses para arreglar semejante chapuza son más que suficientes.
Gracias a este periódico por darme voz. Ojalá se solucione pronto.
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