Las bicicletas, alcaldesa, no son para este verano

Madrid,

J. E. Villarino*.- En el verano de 1936 estalla la Guerra Civil. En la ciudad de Madrid, la familia formada por don Luis, su esposa Dolores y sus hijos, Manolita y Luisito, comparten la cotidianidad de la guerra con la criada y los vecinos de la finca. Luisito, a pesar de haber sido suspendido, quiere que su padre le compre una bicicleta. Pero la situación va a obligar a postergar la compra. Y el retraso, como la propia guerra, durará mucho más de lo esperado.

Esta es la sinopsis del film estrenado en 1984 dirigido por Jaime Chávarri, que bien podemos aplicárselo a la alcaldesa Botella para que lo tenga en cuenta en el recién estrenado, retrasado y fracasado, hasta ahora, BiciMAD.

Lo que promete BiciMAD

BiciMAD es el nuevo medio de transporte público de la ciudad de Madrid, un servicio prestado al 100% con bicicletas eléctricas, práctico, sencillo y ecológico. El objetivo de BiciMAD es proporcionar un elemento alternativo de transporte limpio y saludable al ciudadano y fomentar el uso de la bicicleta en la ciudad.
El sistema lo componen, en su primera fase: 1560 bicicletas; 3.126 anclajes; 123 estaciones

BiciMAD destaca por el empleo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación para mejorar la experiencia del usuario. Interactividad multiplataforma o Acceso a la información mediante la propia base, la web y dispositivos móviles:
Dispone de información en tiempo real de bicicletas y estaciones disponibles. Puede realizar el alta instantánea mediante tarjeta de crédito o débito. Software de reservas de bases garantizan a los usuarios la disponibilidad de las mismas.

Plano central de los puntos BiciMAD
Plano central de los puntos BiciMAD

Empezar la casa por el tejado

Esto es lo que dice la web de BiciMAD. Pero del dicho al hecho hay un tremendo trecho. Nada más y nada menos ya Gallardón anunciaba en septiembre de 2009 MyBICI, en esa manía faraónica de anunciar con antelación cosas que luego no se cumplen. Estaba previsto que el nuevo servicio estuviese listo en la primavera de 2011 y ya vemos, hasta hoy.

Además del cambio de denominación y el retraso acumulado, existen otras cuestiones que ponen en entredicho el éxito de esta iniciativa. Madrid no se caracteriza por el número de kilómetros de carriles bici, en los que además se ha optado por que en los mismos convivan las bicicletas con los coches, hecho que complica considerablemente las cosas a la hora de gestionar e integrar el sistema en el resto del tejido de la ciudad y, sobre todo, desde la óptica de la seguridad. Un modelo éste completamente diferente al de Barcelona, en que esta ciudad ha optado por carriles exclusivos para la bicicleta y que acumula ya una experiencia desde 2007.

Como había que distinguirse en algo, Madrid va a ser una de las primeras capitales, sino la primera, en contar con bicis eléctricas, con el coste que ello supone para las arcas municipales y la dudosa eficacia de cara a los usuarios de este sistema de tránsito por la ciudad.

En fin, algo parecido a lo que hace Renfe que mete trenes de alta velocidad que cuestan un pastón para hacer servicios de Media Distancia con paradas cada tres por cuatro, creyendo que las teóricas mayores velocidades que pueden prestar los vehículos se van a traducir en acortamientos de los tiempos de viaje.

Ni una mala instrucción

Otras ciudades españolas y europeas tienen ya una cierta experiencia en esto de circular en bicicleta por la ciudad, pero Madrid no. Hasta hace poco, y aún todavía, solamente se ve de ciento en viento un ciclista pedaleando contracorriente entre los coches. Pues bien, el sistema que acaba de implantar el ayuntamiento no incluye en la bicicleta ni la más mínima información sobre el uso de este artefacto por la ciudad, aparte las instrucciones del velocípedo en sí.

Así por ejemplo, ni una palabra sobre la obligatoriedad de ceder el paso a los peatones, de no circular por las aceras, de respetar los semáforos y de circular al unísono del tráfico. Que personas que casi no hayan cogido en su vida una bicicleta y prácticamente ponerse a hacer pruebas en un sistema plenamente operativo, a parte de peligroso puede ser desmotivante para una buena parte de los potenciales usuarios.

Hasta ahora las cosas no funcionan como debería ser

En este país somos muy dados a complicarlo casi todo. Da igual que sean papeles (antes) como digitalmente (ahora). El caso es poner bien de trabas y vallas a saltar para, una vez más, disuadir al personal. En lo que hemos detectado existe un buen número de acciones, a cada cual más disuasoria que incitan a tirar la toalla y sacar el coche del aparcamiento.

Lo de registrarse trae problemas desde la web y desde los móviles y tótems.

Los 150 euros de fianza, de los que se libran los abonos anuales, son absolutamente disuasorios para abonos de 5 o 10 días, en que el cliente tiene inmovilizada esta cantidad hasta que se le devuelva al final del abono con el descuento de los consumos efectuados.

Cosa parecida ocurre con el descuento de 10 euros si se posee la tarjeta de transportes, descuento que sólo se aplica si se trata de las nuevas tarjetas sin contacto.

Una vez efectuado el pago correspondiente, es necesario obtener un código alfanumérico, para lo cual hay que armarse de franciscana paciencia y, si se acude al teléfono de incidencias, es como el que tiene una tía en Alcalá, que según el refranero, ni tiene tía ni tiene ná.

La app para Android dicen los entendidos que no es mala pero el quid de la cuestión está en la obtención de la misma que es un procedimiento lioso. A la app para el sistema operativo de Apple, ni está, ni por ahora se le espera.

Finalmente, lo de encontrar bases con bicis para no darse paseos en balde, la devolución de éstas a una base o darse de baja, tienen todavía más fallos que una escopeta de feria.

Como conclusión, mejor utilizar la web para las operaciones antedichas que los tótems in situ, que siguen dando multitud de problemas.

Las bicicletas municipales, no para este verano

Señora alcaldesa, tal y como van las cosas, estas bicicletas no parecen ser para este verano. A pesar de los furores de todo tipo que les entran a ustedes los políticos cuando se avecinan las elecciones, no va a poder ser porque hasta ahora más que un sistema de alquiler de bicicletas para desplazarse por la ciudad, se asemeja a un guirigay con el que hay que enfrentarse, en el que cualquier cosa se convierte en una complicación. Vamos, bastantes papeleos, bastantes IVAs, IRPFs y un largo etcétera, como para ir de Goya a Atocha y echar toda la mañana en tótems fallidos, apps que no funcionan y demás zarandajas.

Cuando lo arreglen, si es que lo arreglan, después del verano, me avisan. Porque estas bicicletas, este año, no son para el verano.

*José Enrique Villarino es economista y consultor, especialista en Transporte, y miembro del Foro del Transporte y el Ferrocarril (FTF).

Comentarios

  • Por favor, que paren esto. Con tan poca info y de esta manera va a haber más de un turista accidentado. Si las motos ya vamos acojonadas por Madrid, no te digo las bicis. Señora Botella, tiene usted un morro que se lo pisa, y espero que no esté en el ayuntamiento cuando empiecen a pasar desgracias…

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