Antes de que den las doce: del tarifazo al cerrojazo

Madrid,

J. E. Villarino*.- Una de las primeras cosas que oí mencionar en las clases de teoría económica, mediados los sesenta, en primero y segundo en Facultad de Economía de la Complutense, fue la llamada “soberanía del consumidor“, eje sobre el que giraba y sigue girando gran parte del armazón conceptual de la economía.

Una de las bocas del metro de Diego de León - Zonaretiro.com

Construir todo un totum oeconómicus, dando por hecho esta premisa, es de una ingenuidad equivalente a la de que el mercado lo arregla todo. He dejado ya mi vida profesional luego de 38 años en variados ámbitos de desempeño y puedo dar fe de que la soberanía del consumidor, lo mismo que las funciones de utilidad social, no pasan de ser meros artificios de la aplicación del cálculo diferencial para argamasar la economía de finales del siglo XIX.

Hablábamos el martes pasado de lo que denominábamos el “peajeazo”, es decir, la pronta implantación de nuevos peajes en las principales vías que dependen de la Comunidad de Madrid. Parodiando a la canción de Joan Manuel Serrat, esta semana toca hablar del “cerrojazo”, que no es otra cosa que el adelanto de la hora de cierre de Metro de Madrid entre semana, “antes de que den las doce” y que nuestra presidenta dice ahorraría unos cinco millones de euros, si bien no dice si al día, al mes, o al año.

Parodiando igualmente aquella película de nuestra transición que llevaba por título ese dicho de “una vez al año, no hace daño”, aplicable a rigurosas dietas alimentarias y de otro tipo, pues aquí también vamos a tener que decir, que todas las semanas, al menos, un Aguirre-Botellazo, de palo y tente tieso al transporte, que no hace daño, para que el personal no se desmande.

Miren ustedes: en el transporte, al órgano administrativo que presta el servicio se le denomina el titular del mismo. Por ejemplo, la CAM, a través de la Consejería de Transportes. Al que realmente presta el servicio, se le suele denominar el concesionario o el prestatario, dependiendo si lo hace a través de una concesión u otra fórmula administrativa. Por ejemplo la empresa ALSA. Al billete, en la jerga del viajero, en la jerga legal se le denomine “título de transporte”, es decir, un cartoncillo que es parte de esa titularidad que detenta la autoridad pública, que cede al usuario a cambio de un dinero y que suele cobrar el concesionario en el acto del viaje o un órgano delegado, por ejemplo el CRTM. Finalmente, en esta cadena, está el usuario o viajero, que es quien usa los medios que se ponen a su disposición y/o el que viaja en ellos.

Pues bien, el concesionario negocia con la CAM los dineros que no cubran los billetes que adquieren los viajeros para que la empresa no vean mermados sus beneficios, los sindicatos negocian con las empresas concesionarias los salarios de sus trabajadores, a los sindicatos les da igual que les da lo mismo lo que tenga que pagar el viajero y la calidad con que lo haga, y el titular no negocia ni precios ni servicios ni calidad con aquellos a los que en justicia se debe, que no son otros que los viajeros.

Sienta a un representante de un órgano de consumidores en el Consorcio, y santas pascuas. En esta cadena, el usuario es el eslabón más débil y más desprotegido y cada semana el titular le arrea un mamporrazo para que siga callado y apoquinando, por más que se le siga atribuyendo la categoría de consumidor soberano.

Llegados a esta situación, bueno será decirles algo a nuestros gestores del transporte madrileño para que se corten un pelo de ahora en adelante y no tomen las decisiones que a todos nos incumben de forma tan autocrática. Decisiones que, por autistas, luego suelen sentar mal y requieren, bien de bicarbonato, o bien de un ingreso urgente en una unidad de coronarias.

Por ejemplo, en lo que se refiere a que dentro de poco, a partir de las doce de la noche, muchos trabajadores no podrán volver a su casa en Metro y no tendrán otra que tomar un taxi, porque, como quieran arreglarlo con los búhos… Señora Aguirre, déle otra pensada.

*José Enrique Villarino es economista y consultor, especialista en Transporte, y miembro del Foro del Transporte y el Ferrocarril (FTF).

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