Le dio una paliza durante horas la madrugada del 30 de diciembre de 2018, ante la presencia de sus hijos de 8 y 10 años. Le golpeó repetidamente con el palo de aluminio de una escoba, que llegó a romper de la fuerza con la que le golpeba y le propinó patadas, puñetazos y rodillazos, llegando a saltar sobre ella para que el golpe de sus rodillas le provocara todo el dolor posible. Pero ya está en libertad.
En un momento de esas horas continuadas de maltrato, la mujer logró escapar y pedir auxilio.
Ella fue hospitalizada y él, detenido.
Pero este miércoles 2 de enero de 2019 ha trascendido que la titular del juzgado número 6 especializado en violencia sobre la mujer ya ha acordado su puesta en libertad.
Se trata de una puesta en libertad con medidas cautelares de control judicial y orden de alejamiento.
La jueza, en funciones de guardia, ha acordado, de conformidad con lo solicitado por el fiscal y la acusación particular, una orden de protección y alejamiento del supuesto agresor sobre su víctima.
Además, ha ordenado la inmediata puesta de un dispositivo telemático de control, popularmente conocido como “pulsera de control“, que ya lleva el detenido.
Tras prestar declaración en sede judicial, el hombre ha quedado imputado inicialmente por la supuesta comisión de un delito de lesiones en el ámbito familiar.
No obstante, esta calificación penal es provisional y podría variar según se vayan practicando las correspondientes diligencias de investigación en el marco de la instrucción judicial, subraya el TSJM.
El hombre, de 41 años, fue detenido el domingo en una vivienda de Usera después que la mujer, de 45 años, pudiera escapar de la casa con sus dos hijos, de 8 y 10 años de edad, y avisar a la Policía.
A la llegada de los agentes al lugar, la mujer estaba en el portal del edificio con los niños, “en estado se shock, con heridas en las manos, en las piernas y en los labios”, según fuentes policiales.
No era la primera vez que le daba una paliza de este calibre. A comienzos de 2018 le propinó una tal que le pusieron vigilancia diaria. En agosto caducó esa protección a la víctima y víctima y maltratador volvieron a convivir juntos.