El huerto urbano de Adelfas

Madrid,

C. Muñoz.- El distrito de Retiro tiene la suerte de contar con una de tantas experiencias vecinales que arrojan un soplo de aire fresco y vitalidad a nuestra ciudad: el huerto de Adelfas, puesto en marcha y mantenido con el gran esfuerzo y cariño de grupos de vecinos en torno a la Asociación de Vecinos Los Pinos – Retiro Sur. Jóvenes, mayores, ecologistas y vecinos interesados en una ciudad más amable y habitable.

El huerto de Adelfas, en la calle Luis Peidró, es un monumento viviente, un lugar de encuentro, de aprendizaje de nuestra propia tierra y de los procesos naturales. Un oasis en mitad de una ciudad, a veces agobiante y estresante.

Y así lo reconoció la ONU recientemente al reconocer la Red de Huertos Urbanos Comunitarios de Madrid en el Programa de Buenas Prácticas Europeas. Este premio se concedió al conjunto de experiencias de casi una treintena de espacios dedicados a la agroecología y al encuentro social, entre los que figura este espacio de los vecinos de Retiro.

Espacios que nada han tenido que ver con la gestión municipal del Ayuntamiento, sino todo lo contrario. Ha sido el esfuerzo de grupos de vecinos los que han hecho posible estos espacios.

Tras años de olvido del Ayuntamiento, falta de reconocimiento o directamente persecución, han tenido que ceder, afortunadamente, a las evidencias, y el consistorio ha anunciado que cederá 17 parcelas situadas en zonas verdes a asociaciones vecinales sin ánimo de lucro para la creación de huertos urbanos.

Ha sacado a concurso el acondicionamiento de las parcelas, entre las que figura la del barrio de Adelfas.

Esto abre la puerta a un proceso necesario de legalización de los huertos urbanos en Madrid, que en la última década vienen creciendo y aglutinando vecinos en distintos barrios de la capital.

Por desgracia, siguen las trabas del Ayuntamiento para frenar y bloquear iniciativas ciudadanas tan necesarias y, como indica la documentación del concurso, el agua que consuman los huertos tendrá que ser costeada por las asociaciones, en contra de lo que pedía la FRAVM (Federación Regional de Asociaciones de Vecinos).

Tras años de trabajo, no queda otra cosa que felicitar a los vecinos que hacen posible estos espacios tan atractivos y necesarios para la ciudadanía madrileña, y confiamos en que los proyectos de huertos urbanos comunitarios sigan creciendo, ya no sólo con la dedicación de grupos de vecinos, sino también con el respaldo, hasta ahora insuficiente, del gobierno municipal.

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