De compras por Madrid (II): el Año del Dragón

Madrid,

J. A. Plaza*.- Decíamos en el artículo anterior que la competencia del sufrido pequeño comerciante no eran las grandes superficies, dado que satisfacen de distinta forma distintas demandas. Pero entonces, ¿cómo explicar tantos cierres? ¿Cómo permanecer indiferentes ante el espectáculo de ver desaparecer la mercería de toda la vida o la mantequería donde nuestros padres adquirían la libra de chocolate que alegraba las meriendas de nuestra infancia?

La caída del consumo debido a la crisis y sus primas hermanas, la pérdida de poder adquisitivo y la disminución de la renta disponible de las familias, están en la base del problema. Pero en mi opinión los verdaderos desafíos del comercio minorista no son otros que la (falta de) evolución y la competencia desleal de otros comercios minoristas.

Vayamos por partes: para el comercio de proximidad (qué palabra tan polisémica, hoy día que las distancias se miden en tiempo y no en kilómetros), el patrón de comportamiento cotidiano de los ciudadanos ha cambiado con la propia vida. Ahora la ocupación laboral de los dos miembros de las parejas ha limitado el tiempo disponible para el abastecimiento de los hogares al fin de semana o a los horarios extralaborales.

En este sentido, las grandes superficies son imbatibles por precio y variedad, y el comercio tendrá que evolucionar, por ejemplo, hacia horarios mas flexibles ó hacia la distinción por marca, ofreciendo un producto de calidad y una atención personalizada. Una tienda donde conozcan a sus clientes, sus necesidades individuales o vendan artículos especializados (¿quien competiría con Pontejos en el subsector de los botones?) tendrán ventaja frente a los competidores.

Otra estrategia válida pasaría por la integración con otros comerciantes afines a su negocio, mayoristas o minoristas. El uso de las nuevas tecnologías también ayudará. ¿No estaría bien poder acordar las citas en la peluquería desde el whatsapp?

El otro gran reto es más peliagudo aún: frente a la sana competencia entre iguales que dinamiza el mercado no se debe, no se puede, permitir la toma de ventaja de algunos grupos de comerciantes que se saltan a la torera la legislación vigente en materias laborales o de licencias.

Cuando un empresario autóctono piensa en los horarios flexibles piensa en un sobrecoste debido a las nuevas contrataciones, seguros sociales, IRPF del nuevo trabajador, ocho horas de jornada etc. Pero ¿a algún inspector de trabajo se le ha ocurrido pedir la documentación laboral a un dependiente pakistaní, chino ó latino? ¿Están dados de alta todos ellos en la seguridad social y se abonan sus derechos sociales? ¿Trabajan ocho horas al día o su jornada es contraria a los acuerdos entre patronal y sindicatos? ¿Se respeta el salario mínimo interprofesional? ¿Abren ó abrían cuando los demás -hasta ahora- no tenían permitido hacerlo?

¡Ojo! Esto no es perseguir ni denigrar al inmigrante, es protegerlo de algunos de sus propios paisanos que se pasan por el forro la mayoría de las obligaciones que sí tienen que seguir el resto de empresarios; y aquí es donde tenemos que exigir a nuestros gobernantes que se proteja a los comerciantes que sí están en regla.

Igualdad de derechos, desde luego; igualdad de obligaciones, por supuesto. Por si les parece que estoy exagerando, sólo tienen que leer en la prensa las noticias de manifestaciones de empresarios asiáticos multados masivamente (eso sí, reconocen que de forma merecida) por vender alcohol sin licencia. Esta competencia ilegal es la que hace daño a los trabajadores, y tenemos la obligación moral de cuidar de sus derechos, y además daña al tejido comercial español al competir de forma ventajosa. Y si no, lean el informe publicado por la consultora Nielsen, publicado ayer en Zonaretiro: el 60% del comercio minorista en Madrid está en manos chinas; el 50% en Barcelona y el 30% en Valencia.

Claro que ellos disponen de una fuente de financiación a través de créditos blandos del gobierno chino del cual no disponen los comerciantes españoles. Para los chinos el año que acaba de comenzar es el año del dragón, símbolo de prosperidad. Pues como aquí no espabilemos me parece que a alguno se nos come el dragón.

El rincón de la malicia: ¿No se han preguntado nunca por qué en el restaurante chino más exclusivo de Madrid la estancia la preside un busto gigantesco de Mao Tse Tung?

*Jose Antonio Plaza Rivero es vocal vecino de Obras Públicas de la Junta Municipal de Salamanca y Jefe de Área en la Consejería de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid.

Ilustración: Patri Tezanos

Comentarios

  • BRUNO MARQUEZ says:

    Desde luego algo de razón debe de tener este señor, ya que en mi barrio veo cerrar comercios que acto seguido son ocupados por comercios chinos que enseguida prosperan ¿superioridad asiática? ¿mejor conocimiento de nuestros gustos? Estclaro que algo tiene que haber…

  • Estoy de acuerdo con la práctica totalidad del artículo. Es cierto que la competencia entre minoristas debe llevarse a cabo en igualdad de condiciones y si esos créditos blandos del Gobierno Chino existen, ya han creado una desigualdad (legal, por otro lado, dado que España lo permite y por tanto no corresponde a los minoristas “no chinos” resolverlo). En cuanto a la otra desigualdad (documentación laboral, seguridad social), evidentemente se debe hacer cumplir, aunque no estoy tan seguro de que ese factor sea realmente diferencial. ¿Cuántos pequeños comercios españoles son atendidos por esposa o hijos que tampoco cumplen con las obligaciones laborales?

    En cualquier caso, parece que los asiáticos tienen, en cualquier caso, una capacidad de trabajo o disponibilidad o ratio tiempo trabajado/rentabilidad distinta y superior a la nuestra, como no puede ser de otra manera en un emigrante, ávido de progreso y que viene de un país empobrecido hasta niveles que en españa ni imaginamos.

  • Yo vivo en una zona nueva de Madrid. Solo veo comercios chinos abiertos, ¿ que pasa, que no hay emprendedores de aquí? ¿ es falta de financiación? Desde luego algo está pasando y nada hace nada por evitarlo. Piensatelo cuando vayas a comprar la barra de pan de cualquier día….¿donde voy al Chino, o a una panadería como Dios manda?

  • Por fín la parte 2 de la saga “De compras por Madrid”… Sr. Plaza, tiene vd. toda la razón, insisto en uno de mis comentarios a la parte 1 de su artículo: sin control adecuado e indiscriminado no se llega a ninguna parte. Es más, no pocos pequeños comerciantes se ven sobrecontrolados y hasta perseguidos por las inspecciones mientras que otros (qué casualidad¡¡¡ todos regentados por inmigrantes) hacen lo que les viene en gana sin que ningún inspector se atreva siquiera a pasar por la puerta de sus negocios… No emito esta opinión gratuítamente, una tía mía sufrió la situación descrita recientemente hasta el punto de tener que traspasar el negocio (una pequeña tienda de ultramarinos y panadería) y se preguntarán: ¿a quién?… Pues a una pareja de latinos que, para más inri, recibió una subvención, ayuda, incentivo (como le quieran llamar los manipuladores del lenguaje… yo le llamo tirar el dinero en busca de clientelismo) de la Junta de Andalucía… Por supuesto, por allí no aparecía ningún inspector de nada, ningún funcionario para verificar el uso de la subvención… así que los señores cerraron el negocio a los 6 meses y se fueron con la subvención a otra parte, mientras que mi tía tuvo la suerte de entrar a trabajar en la panadería de ALCAMPO y ¿el pequeño negocio?, pues cerrado a cal y canto. ¿Cabe un ejemplo más claro del panorama?…

  • Juanma GG says:

    Aún estando de acuerdo en parte de lo que expones tengo que decirte que en otra buena parte no lo estoy. Tú mismo caes en una contradicción cuando insinúas que nadie inspecciona a un comerciante pakistaní, chino o latino y pocas líneas más abajo comentas que los comerciantes chinos se han manifestado por haber sido multados masivamente por la venta ilegal de alcohol. Digo yo que no les habrán multado sin hacer una inspección a sus negocios…

    No estoy de acuerdo en que estos comerciantes, chinos en su mayoría, “se salten la legislación a la torera en materia laboral o de licencias”. Los que así lo hacen si son descubiertos son castigados y nadie puede hacer una interpretación de la ley “a sus anchas”. Y el ejemplo es la “multa masiva” a la que aludía antes. La legislación es la misma para cualquier comerciante y el que no la cumple es multado sea chino, paquistaní o de Albacete. Y las inspecciones cada vez son más numerosas y constantes.

    Generalmente, la aparente facilidad con la que surgen los negocios asiáticos en nuestras calles se debe a que están apoyados en créditos blandos a intereses muy muy bajos que les conceden “estamentos” chinos (bancos y otros) y que un español no puede conseguir. Observamos además que el chino tradicionalmente sólo se relaciona con personas de su mismo país y no participa del resto de la vida de nuestras ciudades; si a esto le unimos que su consumo personal se reduce a lo imprescindible y sus beneficios comerciales van a parar a bancos chinos, resulta que su comercio en muy poco beneficia al tejido económico español, apenas lo que aportan en la compra o el alquiler de los locales. Pero esto da para toda una tesis y yo no soy entendido en economía…

    Otro aspecto muy distinto es el SERVICIO de este tipo de comercios. Es evidente que han sabido hacerse con un hueco que NADIE ocupaba ni quiere ocupar. Los comercios de este tipo no suelen tener los artículos más baratos, ni mucho menos, pero están abiertos a horas en las que el comercio nacional no lo hace. Esto es lo que los diferencia: una barra de pan en la panadería de Manolo cuesta 0,65€ POR LA MAÑANA, la que compramos en “el chino” vale 0,80€ A LAS 11 DE LA NOCHE. Y no entro a valorar la calidad, me estoy quedando en el servicio.

    Y ¿están dispuestos nuestros “Manolos” a competir en este servicio? ¿A quién compraríamos la barra si Manolo estuviera abierto a las 11 de la noche? ¿Para proteger a Manolo tenemos que recortar los horarios comerciales? ¿No será que Manolo también tiene que “ponerse las pilas” y, además de la calidad, competir en servicio?

    Y ya me estoy alragando demasiado pero creo que has tocado un aspecto que tiene muchas y variadas interpretaciones y matices.

    Un abrazo, amigo.

  • Completamengte de acuerdo con el Sr. Plaza Rivero: los autónomos -que no moduleros- estamos completamente fichados por el Gran Hermano que es la AEAT y la Seguridad Social. ..
    Pero todo hay que decirlo,los comercios chinos son los únicos que están abiertos cuando salgo de trabajar por la tarde/noche, y además, con un importante añadido: están siempre con una sonrisa en la boca (por el contrario, en algunos comercios atendidos por personal -que no propietatarios- foráneo parece que te van a regalar el producto, por eso 1 vez y no más..).
    Entiendo que habrá que encontrar un punto de equilibrio, pero eso, sí, las obligaciones con el Gran Hermano iguales para todos, no solo para unos pocos.

  • Hago mías las opiniones de Juanma GG y AUTONOMIA.
    La cuestión radica en 2 problemas (para el comerciante “de toda la vida”): la permisividad (o no) con los comercios “chinos”; y la disposición de las líneas de crédito “blando”.
    El primer problema me recuerda a lo de Mourinho en el Real Madrid. ¿Es el único culpable de que sea así? Yo creo que no, que el culpable es del que lo ha puesto ahí: el Sr. Florentino. Pues lo mismo digo con las autoridades que vigilan el consumo, el trabajo y todo lo relacionado.
    Y lo segundo, es lo que toca.
    Como dije al responder al primer artículo del Sr. Plaza, transformarse o morir…o emigrar como los chinos.

  • Estoy en contra total del comercio dirigido por asáticos, por las facilidades que les dan para abrirlo, por la baja calidad de algunos de sus productos ( vestidos, zapatos, etc) y por no generar dinero en España. Todo lo mandan y China y he sido testigo de los maletones que incautan la Guardia Civil a diario en el Aeropuerto de Barajas cargados de dinero que envian via Francfurt. En otros países están muy regulados y tienen sus propio barrio (China Town), si quieres comprar sus productos, pero no están extendidos por toda la ciudad y, en muchas ocasiones, están sometidos a redadas por incumplir las leyes.
    Ya te dije en mi comentario anterior, que tenemos mucho que aprender y hemos empezado por la cabeza en lugar de por los pies y nos engañan como a chinos, tanto ellos, como los gobernantes. Cuidemos nuestro pequeño comercio y dejemos de pamplinas. ¿Algún día seremos de verdad europeos?

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