McCarthy: “Lo ocurrido en Islandia no ha sido una revolución”

Madrid,

P.Horrillo.- En los últimos meses, las informaciones llegadas con cuentagotas sobre Islandia y su “revolución silenciosa” han estimulado a los integrantes de las iniciativas surgidas a partir del 15M. Se ve a este país de 320.000 habitantes (la población de Valladolid) como el paradigma del cambio. Sin embargo, Smári McCarthy, innovador y activista islandés, cofundador de la Sociedad Islandesa de Libertades Digitales (FSFI) y promotor y portavoz de la IMMI (Iniciativa Islandesa de Medios Modernos) ofreció este martes, en una conferencia, un contrapunto desalentador: “Lo ocurrido en Islandia no ha sido una revolución, ya que los problemas que generaron la crisis siguen estando y se sigue funcionando de la misma manera”.

McCarthy realizó un análisis sobre los cambios positivos que se han hecho en su país, como por ejemplo la reescritura de su Constitución, redactada orginalmente en 1944. Gracias a las movilizaciones ciudadanas, un grupo de 25 ciudadanos (de 523 candidaturas presentadas) fueron elegidos por votación popular y han formado una Asamblea Constituyente. Ahora, están generando una nueva Carta Magna que será presentada al conjunto de la población en unos meses para debatirla y, finalmente, aprobarla en un referendum. Esta asamblea presenta cada semana el borrador para que el resto de ciudadanos pueda dar opiniones, sugerir cambios, etc. y conseguir, mediante esta interacción, un texto más democrático, actual y completo.

Otra iniciativa que McCarthy defendió como uno de los grandes logros de las movilizaciones fue la creación del Instituto Internacional de Medios Modernos, cuyo objetivo es convertir a Islandia en el estandarte de la libertad de expresión. “La falta de transparencia en la política y en la economía es lo que ha llevado a Islandia a la bancarrota. Si nos convertimos en un destino interesante para aquellos medios perseguidos por decir la verdad en sus países, seremos lo que Suiza significa para el capital, en cuanto a paraíso fiscal; aunque nuestro paraíso será el de la libertad de expresión”, aclaró.

Pese a todas estas acciones, y a haber conseguido realizar un cambio de Gobierno, este activista islandés considera que su país no está ante una verdadera revolución porque, según explica, “la estructura es la que falla; cambiar a la gente del Gobierno no soluciona el problema”. McCarthy ha visto todo el proceso de activación de sus compatriotas y ha notado un grave problema: “el enfoque individualista ha hecho que la gente actúe con fines egoístas y sin un objetivo de grupo común; y así, una vez solucionado el problema que me afecta, ya no voy a ninguna movilización más”. Sin embargo, McCarthy sigue creyendo en un cambio de modelo y promueve el Proyecto “Parlamento en la Sombra” cuyo objetivo es una “democracia distribuida” (“crowdsourced democracy”) fundada en la participación directa.

McCarthy quiso lanzar un mensaje de advertencia a los movilizados españoles para que no caigan en el llamado “problema de Lawrence de Arabia”: no saber qué hacer cuando se consigue la victoria. Por ello, recomienda analizar la falta de control de los individuos sobre aquellos elementos que mantienen vivo al ser humano: la comida, el agua, la electricidad (para combatir el frío y el calor), la sanidad, la seguridad… Y considera imprescindible un cambio de paradigma: “debemos ser los individuos los que nos acerquemos y dispongamos de la tecnología que resulta indispensable para nuestra vida, porque ¿qué haremos si ese Gobierno, que ahora nos proporciona lo que necesitamos, colapsa?”. McCarthy cerró su intervención con esta pregunta que considera fundamental para llevar a cabo una verdadera revolución.

Foto: The Reykjavík Grapevine (Flickr)

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