Escalada de tensión

Madrid,

J. A. Aguilera*.- Este domingo en el Retiro, después de la manifestación, un amigo oyó a un matrimonio comentar en voz alta “Estos rojos son como el diablo. Otra vez están buscando una guerra civil”. El asunto no pasaría de la anécdota si no denotara hasta qué punto está subiendo el nivel de tensión social.

El PP está contentando a sus distintas facciones de forma rápida e inmoderada, y en sus primeros cien días ya avasalla en todos los aspectos que definen su perfil, con los caracteres más extremistas. La reforma laboral innegociable es un ataque a los trabajadores. Los recortes en prestaciones sociales (quedan minutos para el copago) van a dejar inermes a las capas más desfavorecidas. El retroceso en la ley del aborto pondrá contra las cuerdas a las mujeres. La justicia es no sólo partidista sino opresora.

Saben que un importante número de personas no va a permanecer impasible y que saldrá a la calle, expresando como puedan el nivel de frustración que se les genera. El PP está dispuesto a hacer oídos sordos a las protestas, lo que radicalizará la rebeldía ante la falta de cauces para que sean escuchadas sus razones. Prever esta dinámica no es difícil, ellos no son estúpidos.

Por tanto, han de estar preparados para responder. Más policía, más represión, merma de las libertades civiles (límites más estrechos para el ejercicio de la huelga, de la manifestación, incluso de la opinión), es decir, consolidación de un prefascismo.

¿Serán capaces, ellos sí, de seguir provocando para machacar en un segundo golpe a las izquierdas, incluso con uso de fuerzas armadas?

*Juan Antonio Aguilera es miembro de la Asociación de vecinos Goya-Dalí.

Comentarios

  • Cinco párrafos que denotan el más absoluto resentimiento y ceguera de la izquierda más radical. ¿Está Vd. seguro de que es el PP el responsable de esa escalada de tensión? ¿No le parece que los 7 años de gobierno de Zapatero se han encargado de alentar esto mismo con su sectarismo, su revisionismo histórico y su radicalismo? Despierte Sr. Aguilera… y no trague tanta hiel.

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