Equidad y transporte: a propósito de la subida

Madrid,

J. E. Villarino.- No, no vamos a hablar de la obra “Energía y Equidad” del desaparecido pensador Iván Illich, científico, teólogo, experto en energía y activista de la equidad, la ética y el medio ambiente. Vamos a hablar de lo que subyace tras la reciente subida del transporte en Madrid, nada menos que un 50% en el billete normal y en otros títulos de viaje. La justificación de la administración regional es que se trata de un billete que sólo lo usa un 8% de los viajeros y que llevaba seis años sin actualizar su precio.

Este argumentario tiene la misma racionalidad que el dicho “como se que te gusta el arroz con leche, por  debajo de la puerta, te meto un ladrillo”. Miren señores del CRT de Madrid, el billete para quien lo usa ha subido un 50%, y punto. ¿Qué son pocos?  Eso depende de la opinión de cada cual. Un ocho por ciento de dos, no es mucho, pero un ocho por ciento de 2 billones, pues son unos cuantos números, personas, euros, o lo que sea. También vale volver su argumento por pasiva: como ese 8% son pocos, ¿para que suben el billete, si no se va a notar en la recaudación?

El tema de debate no radica en si son galgos o podencos. Pocos o muchos. El tema de debate es quién debe pagar el transporte urbano y metropolitano. Sean autobuses o trenes. La caja de donde sale el dinero para subvencionar el transporte es la de siempre. Los impuestos, o lo que es lo mismo, nuestros bolsillos, de todos los españoles. De momento los impuestos siguen, afortunadamente, el principio de caja única, aunque este cachondeo de las autonomías, regímenes forales, cesiones de competencias y demás gaitas, hayan dado funciones recaudatorias y gastadoras a las autonomías y ayuntamientos.

¿Por qué un señor de Lugo o de Montejo de la Sierra –que por cierto casi todos los vecinos pasan de los 60 años, ya se han quedado sin CajaMadrid y no pueden sacar dinero- tienen que pagar una parte del billete de un señor de Madrid capital? O las Cercanías de Madrid, Barcelona o Sevilla, cuando en Lugo y Montejo no tienen ni Cercanías, sólo un tren nocturno dando tumbos toda la noche los de Lugo y ninguno, los de Montejo de la Sierra.

Otrosí, que dicen sus señorías en las sentencias, ¿por qué un señor que no usa una cosa, tiene que pagarla o pagar una parte? Bueno, nos darían las tantas hablando de que unos usan unas  cosas y otros otras, y que si la solidaridad para arriba y la justicia para abajo, que si los impuestos son mejores que las tasas, o al revés, que si socialismo o neoliberalismo, y acabamos en  que yo soy demócrata y tu lo que pasa es que eres un facha. Y así nos va. Cada escuela fiscalista ha resuelto el tema a su manera y los políticos se han apuntado al ascua que más les convenía. Lo que resulta un poco raro es que un gobierno regional, el de Madrid, predique las bondades de una economía neoliberal y  le endiñe un buen palo a unos pocos, mientras que a unos muchos les mantiene la subvención. ¿No será que aquí falta una pieza para cuadrar el círculo? ¡¡Ah, los votos, lector, … los votos!!  Claro, un 8% de votos son pocos, frente a los muchos que usan el Abono de Transportes. Y  los de Lugo, no votan en Madrid, y los de Montejo de la Sierra sí, pero son pocos, viejos y encima sin sucursal bancaria alguna para hacer la transferencia. This is the question.

Foto: El País

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