Sánchez se adelanta ante una probable imputación de Gómez

Madrid,

J. E. Villarino*.- Según dicen todas las fuentes consultadas, el secretario general nacional intentó hace tiempo disuadir a Gómez de que diese un paso atrás y dejase paso a otro candidato ante las desastrosas expectativas electorales. Ni Gómez ni su ejecutiva quisieron dar ese paso porque, dejémoslo así, a la antigua FSM siempre le ha gustado ir por libre, para hacer de su capa un sayo. Por ejemplo: ¿acaso fue defenestrado Tomás Gómez para evitar un pacto post-electoral PSOE de Madrid-Ganemos/Podemos, no aceptado por Ferraz?

Bien es verdad que el jefe del partido ha tenido tiempo para haberle cesado y no esperar a destituirlo, de muy malos modos, a las puertas de cuatro confrontaciones electorales. Esto, unido a otros avatares recientes es letal para el PSOE. Si ya se desangraba a chorros, o le trasfunden o lo tiene muy crudo. ¿Por qué ahora, deprisa y corriendo? Pues por algo tan sencillo como que Sánchez ha recibido un soplo de que Gómez puede ser imputado a no mucho tardar por su gestión en Parla. Esto y las malas previsiones electorales han precipitado su cese fulminante, a lo que se venía negando hace tiempo Tomás Gómez.

Vuelan las navajas, como en los ajustes de cuentas, que de algo de eso se trata. Todo se mezcla: el quítate tu, que me pongo yo; la factura de los ataques pasados; el matar a la criatura para mayor brillo del jefe; aquel que dice que cuando las barbas del vecino veas

Pues si el PSOE estaba como estaba, a partir de hoy, como dijo uno de sus afamados próceres, de ahora en adelante, no lo va a conocer ni la madre que lo parió. Peor, no puede estar este partido. Es imposible. Cada día que pasa los penenes de Podemos le dan una pasada por la izquierda y los escombros se acumulan ante la fachada de Ferraz.

Les queda la heroína de Andalucía, que no de Aragón. Pero ya hemos dicho que no es otra cosa que una pieza más de la mediocridad que nos invade. Las últimas elecciones las ganó en Madrid alguien de quien ya nadie nos acordamos y que va a gestionar el interregno hasta un congreso regional.

El problema del PSOE, al igual que de todos los partidos, es que no existen banquillos con personas competentes, gentes con vocación de servicio, preparación intelectual y moral, que no provengan de los respectivos cuarteles, fábricas cuarteleras de los chusqueros que luego pasan a nutrir los parlamentos, las direcciones generales, las subsecretarías, secretarías de estado, etc.

A este respecto, una pregunta: ¿por qué no hace Sánchez con la señora Díaz y el PSOE andaluz lo mismo que ha hecho con el Partido Socialista Madrileño -antaño la célebre Federación Socialista Madrileña- y con Tomás Gómez? ¿Es que los millones de los EREs y el afane de los fondos del empleo son menores que el sumidero del tranvía de Parla?

Hace nada, ayer mismo, se estaban besando y dándose la mano. Hoy han afilado sus dagas y se las han envíado volando. Menos mal que como reza la foto que abre esta nota, “el socialismo une”. No queremos pensar que sería si encima no uniese.

El PSOE está desnortado, no sabe adónde va, no sabe cuál es su sitio, no tiene mensaje y los pocos que tiene son contradictorios. Los más preparados están callados y ni pinchan ni cortan, ni nadie les llama para que pongan un poco de razón y sentido común. Todo es palabrería hueca, consignas, e intereses personales. Lo de socialista hace años que Felipe lo colgó en el perchero de Ferraz. Lo de obrero, el último trabajó en la Pegaso de Barreiros con Marcelino Camacho, lo de español es muy discutible a la vista del gran carajal catalán y, finalmente, lo de partido es lo que parece confirmarse. Partido, cada vez más partido.

El PSOE lleva camino de diluirse poco a poco, como le pasó al partido comunista. Pero este PSOE, aupado a finales de los 60 por el dinero socialdemócrata alemán y los servicios secretos de Franco para frenar al partido comunista, empezó mucho más alto. Y peor y más grande será la caída.
Pero, ojo, el PP no le va a la zaga. Otro día le haremos los honores.

* José Enrique Villarino es economista y consultor, especialista en Transporte, y miembro del Foro del Transporte y el Ferrocarril (FTF).

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