El principio del fin

Madrid,

MMB*.- Llegó junio. En dos semanas, me enfrento al reto con el que comencé este blog: el Maratón Alpino de Madrid. Y la semana pasada fue muy importante para la preparación del gran día.
Por un lado, probé, por primera vez, la hipoxia en carrera en Reebok Sports Club Madrid. La experiencia fue mejor de lo que pensaba; a pesar de llevar la máscara de oxígeno, pronto te olvidas de ella y, además, el entrenamiento en la cinta se hace bastante ameno por los cambios de ritmo y de saturación de oxígeno en sangre. Entrené con unos intervalos de dos minutos cada uno y con una saturación de 82% a 98% en cada intervalo durante una hora.

mascara-cinta-correrDespués, aunque seguí en la cinta, estuve entrenando, de nuevo, los excéntricos para mejorar en las bajadas. Ya lo dice mucha gente: parece que en el mundo de las carreras de montaña lo importante es la subida, pero donde se ganan las carreras realmente es en los descensos. Yo, como ya sé que he ganado, porque he conseguido que dos amigos vengan a competir conmigo y nos lo vamos a pasar muy bien corriendo, no busco tanto el hecho de llegar en un tiempo concreto o una posición de llegada específica, sino fortalecer mis piernas para no lesionarme.

Y el fin de semana llegó la prueba de fuego. Todo entrenamiento pre competición tiene su “tirada larga”, lo que viene a ser un simulacro de la carrera pero sin llegar a forzar demasiado el cuerpo. ¿Cómo fue? Si habéis seguido el blog en estos tres meses, seguro que lo sabéis. Lo repito muy a menudo: nadie debe seguir los consejos de nadie sin haberlos probado en uno mismo antes, es decir, lo que a uno le va bien, a otro no tiene por qué funcionarle, así que, que nadie se asuste a estas alturas.

Quedamos 14 amigos para probar una parte de la ruta de la carrera. Cada uno llevaba sus propios objetivos: yo mi preparación para el Maratón; otros, su entrenamiento para carreras más cortas; otros, desentumecer sus músculos después de haber competido hace poco; otros, simplemente disfrutar en compañía.

amigos-runner-novato-entrenamiento

La mañana empezó cómo a mí me gusta: con un buen vaso de leche con cacao y un par de croissants de chocolate. Mochila cargada de agua, gominolas, más croissants de chocolate, cortavientos, camiseta extra por si llovía…

De ahí, rumbo a nuestro punto de salida y comienzo del entrenamiento. Hicimos varias paradas para comer, intercambiar impresiones, refrescarnos, hacer fotos… y lo más sensato de todo, ante la visión de una tormenta que se avecinaba, acortamos el camino para evitar la zona más técnica en una hora de posibles lluvias.

Terminado el entrenamiento, me quedé muy satisfecho, porque creo que el trabajo realizado estos meses ha dado su fruto y, aunque tenía miedo a enfrentarme a una carrera de montaña entrenando en un gimnasio la mayor parte del tiempo, creo que los ejercicios de fuerza, combinados con la hipoxia y con el entrenamiento específico de excéntricos ha dado su fruto, por lo que auguro una buena sensación el ‘Día D’, aunque, como sabemos, hay muchos factores externos que pueden echar por tierra los meses de entrenamiento, pero al menos podré acabar el día pensando que la preparación había sido la correcta.

* Miguel Matías-Barreiro es periodista y deportista aficionado. En Twitter, @runnernovato

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