El artista checo Jírí Kovanda, en el Palacio de Cristal del Retiro

Madrid,
Foto: Bruno Sarlandie (Flickr)

C. Linares.- El Museo Reina Sofía presenta ‘Dos anillos dorados’ (2012), el último proyecto de Jírí Kovanda (Praga, 1953), diseñado específicamente para el Palacio de Cristal del Parque del Retiro. Kovanda es una de las figuras más destacadas del arte checo contemporáneo y entró a formar parte de la escena internacional europea a finales de los años setenta con diferentes acciones públicas, que realizaba de manera deliberadamente sutil, evitando la implicación directa del público. Sin embargo, a pesar del carácter imperceptible y efímero de estas intervenciones, el objetivo que Kovanda perseguía con ellas era crear reacciones o interpelaciones en su audiencia.

La obra que ha creado para esta ocasión se inscribe en el tipo de trabajo que el artista ha realizado durante las últimas décadas, instalaciones con objetos cotidianos que buscan interactuar con el público.

Los dos anillos dorados a los que hace alusión el título han sido dispuestos en distintos lugares del Palacio con el fin de indagar sobre lo visible y lo invisible, lo valioso y lo funcional.

Lo ambivalente

Con ello, el artista reflexiona sobre lo ambivalente de las dualidades vulgar/barato y extraordinario/caro: “Las cosas sencillas y baratas pueden resultar importantes, extraordinarias, mientras que los objetos caros pueden ser invisibles. Y a veces al contrario. Sin embargo, lo barato y lo caro tienen el mismo valor. Depende sólo de la situación.”

La instalación queda incorporada al Palacio de Cristal, pero también puede decirse que el monumental invernadero _construido en 1887 con ocasión de la Exposición de las Islas Filipinas_ se une a la reflexión del artista mediante las cualidades del cristal y el hierro, sus materiales principales. La invisibilidad y transparencia del cristal dialoga con la visibilidad y presencia del hierro.

La magnitud del edificio y su carácter transparente influyen asimismo en el resultado de la intervención. Los anillos dorados, debido a su pequeñez, no podrían ser localizados por el visitante sin la ayuda de la cuerda o de la superficie de hierba. Además, por su emplazamiento y su carácter diáfano, el Palacio se abre a lo público, tal y como lo hacen las obras de Kovanda.

En suma, según informa el Museo Reina Sofía, ‘Dos anillos dorados’ llama la atención sobre la relación de los objetos cotidianos que, sin valor aparente, conviven junto a otros altamente apreciados por su coste o material. El valor concedido a los objetos es pura convención y el sistema que lo sostiene, precario y transitorio; como la moneda de un país, está sometido a fluctuaciones de índole diversa.

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