Sobre el uso perverso del lenguaje

Madrid,

J. C. García Dueñas*.- Todos hemos tenido 18 años y llevamos un poeta dentro. Todos somos más o menos capaces de manipular el lenguaje -y está bien que así sea- si lo que nos mueve es la conciencia y el sano deseo de mejorar las cosas. Por eso resulta perverso ver cómo la presión mediática amilana las conciencias de la gente, incapaz ya de un mínimo de crítica (yo puedo permitirme el lujo de ser políticamente incorrecto). Por ello, ya nadie se extraña de oír hablar de GASTO en la educación o de INVERSION en infraestructuras o INVERSION en armamento.

Así, cuando los positivos hablan de “Consecuencias Lógicas”, nadie sabe de la lógica empleada (aristotélica, difusa, abstracta, o cualquier otra, que justifique sus asertos).

Realmente ¿Se puede llamar “tarifa” al coste del aparcamiento?. La propia palabra TARIFA, hace pensar en una regulación desde el raciocinio. También se le podría llamar abuso institucional, o de cualquier otro modo.

Es como cuando en Brasil, las mafias establecían “tarifas” por ajustar cuentas a terceros. Según el cargo, si eras del gobierno, o de la iglesia o particular, se establecían las tarifas. Tampoco era igual romper una pierna, que un susto o un asesinato, pero… ¡Cómo viste la palabra “tarifa”! Cómo tarifamos.

Entonces oímos hablar del “mejor factor de regulación” y nos lo creemos; cuando hay ciudades que directamente impiden circular los días impares, a las matriculas impares  -eso es una ley-. Un factor total de regulación, que no esquilma el bolsillo ya depauperado de la gente (y no digo de hacerlo. Es sólo un ejemplo de abuso del lenguaje).

Se habla del derecho a acceder con el vehículo privado (que por cierto, si de verdad fuera un derecho, no habría que pagar por ello), pero nadie se acuerda de que para tener gasolina, tenemos que esquilmar pueblos y culturas, destruir biodiversidad (el sustento de una gran parte del mundo), contaminar ríos, etc. Es decir, para ejercer nuestro “derecho”tenemos que aniquilar los derechos del resto de la humanidad. A lo mejor no es tanto derecho.

Entonces, ¿Qué subyace tras todo este uso perverso del lenguaje (cuando no de datos oscuros)?

Pues un sistema que aboga por el centralismo y el clasismo, donde las clases pudientes, en el centro y el resto en los arrabales y la justificación del derecho de los grandes comercios a absorber la mayor cantidad de clientela.

Interesa ver cómo muchas ciudades rurales en Europa mantienen una población estable y suficiente, mientras en este país, el campo queda despoblado.

Y seguimos diciendo que la gente tiene derecho a acceder al centro con su vehículo privado. Pues no sé yo. A lo que se tiene derecho es a tener infraestructuras cerca de su casa, mientras se IMPIDE a los inconscientes el acceso indiscriminado al centro e incluso al vehículo.

Y por supuesto, que no se nos venda la moto de que se hace para que respiremos, cuando si no es por las últimas lluvias, no sabemos que habría pasado.

*Juan Carlos García Dueñas es miembro de la Asociación de vecinos Goya-Dalí.

Comentarios

  • Tiene razón. Manipulando el lenguaje se cambia el sentido de las palabras en dirección a lo que más conviene. Lo tremendo es que no nos damos cuenta de cuan amenudo sucede, y lo más alarmante y bochornoso, de cuan amenudo lo hacen nuestros políticos.

  • Artículo muy confuso, no se sabe que es lo que quieres expresar. Ademas si criticas lo que ha escrito otro de los periodistas en su artículo (Jose Antonio Plaza) lo minimo que deberias hacer es comentarlo precisamente alli, Y no usarlo como tema para tu artículo. Es una falta total de estilo.

  • Jose Antonio Plaza says:

    Creo, Señor Morlaco (gracias por sus acervas pero acertadas críticas a mis articulos, he reflexionado sobre sus escritos) que cada uno es libre de escribir lo que desee, faltaría mas en un Estado de Derecho. Lo que ocurre es que escribiendo se denota lo que lleva uno dentro. Coincido con usted en que el Señor Dueñas tiene una idea un tanto personal del fair play, como de tantas otras cosas. Sin embargo, coincido con él en que lo gastado en Educación es una Inversión, inversión de la que se lucra Alemania ya que nuestros jovenes emigran allá para poder trabajar gracias a la tenebrosa crisis actual que algún gobierno de su ideología no ha gestionado correctamente. Pero viendo que aquí vale todo, el Señor Dueñas me ha dado pie a escribir un articulo sobre la verdadera perversión del lenguaje que hacen sus correligionarios y correligionarias, miembros y miembras, pixies y dixies, o incluso más allá, de algunas instituciones públicas. Gracias por abrir la puerta.

  • Javier León says:

    Hombre, las personas podemos cometer incorrecciones al expresarnos de forma coloquial sin que eso sea pervertir nada. De hecho hay controversia entre los expertos sobre si un gasto es también teóricamente una inversión, como es el acso de la educación. Coincido personalmnete con el autor y con los otros comentarios anteriores en cuanto a distinguir ambos, gasto e inversion, pero separando entre lo que es una inversion en intangibles como capital humano de lo que es una inversión en bienes ó equipamiento. Pero discrepo del Sr. Dueñas en cuanto que SI debe llamarse inversion a la que se realiza en infraestructuras, ya que contribuye a la formación bruta de capital del Estado. En resumen, creo que el articulo, con todos los respetos, confunde los términos y lo que necesita este señor es un curso de finanzas, por lo menos para usar correctamente la jerga del sector.

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