‘Inside Job’, para indignarse con conocimiento de causa

Madrid,

M. J. S. Mayo.- De tantas maneras se ha intentado explicar la crisis económica a los profanos en la materia, que muchos quizá se pregunten qué les puede aportar Inside Job -presente en el cine Renoir Retiro-, vendida como la película definitiva sobre el tema. La respuesta es muy clara: un conjunto detallado de razones para indignarse al estilo Hessel y de paso seguir el ejemplo de la sociedad islandesa, cuyo problema inicia este documental: levantarse contra aquellos que pretenden gobernarles sin transparencia por todo aquello de: “no lo entenderíais”.

El espectador habrá de prepararse para un alubión de datos, complicado de asimilar si se tiene muy poco conocimiento de la terminología financiera. Por eso será recomendable pensar que uno se halla ante una complicada trama de thriller, y adoptar la estrategia de intentar quedarse con una idea general sin enfurruñarse porque no se entienden muchos detalles y sin caer en la tentación de molestar al compañero de butaca, que, muy posiblemente, se encuentre ante la misma disyuntiva. A medida que avance el metraje se irá aflojando la tensión -la película lo tiene en cuenta-, y si no siempre quedará un muy pedagógico recurso: volver sobre el tema. Volver a ver la cinta o recuperarla en DVD. Merecerá mucho la pena.

Son cinco actos en los que existen varios alicientes para enriquecer el interés en la exposición de las cosas, todas ellos muy relacionados. Esa negación de muchos altos cargos a participar en el proyecto, que es como un reconocimiento de hasta qué punto sus acciones no se pueden justificar. Los titubeos, la injusta indignación de los que sí se atreven a comparecer. Y, por último -y no por ello menos importante-, la valentía del entrevistador, que en vez de dejarles hablar para luego, a base de ironía, contrastar lo que dicen con la realidad, prefiere ponerles en aprietos in situ, a riesgo de que el encuentro se acabe en ese preciso instante.

Si bien se hecha en falta algún descanso para asimilar el asunto, si que es cierto que su sensibilidad social relaja la complejidad por unos instantes: sus alusiones a la tremenda situación de muchas familias ante la falta de trabajo, que recuerda a la de las hoovervilles de la Gran Depresión. También ayudará la maravillosa capacidad de la propuesta para hacernos sentir inteligentes, una sensación que siempre impulsará a llevar el debate más allá de la sala de cine y a tener muy claro que cuando hay dinero de por medio, la confianza deja de existir en el diccionario.

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